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Showing posts from February, 2021

Duopolio en el mercado político

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  La democracia representativa, como sistema político, alcanzó su periodo de expansión tras la segunda Guerra mundial y pronto derivó hacia lo que se conoce como partitocracia, es decir, una situación en la que el poder y las decisiones quedan en manos de la élite de los partidos dejando sin espacio, y por lo tanto sin representación efectiva, a los ciudadanos. Todo se “cuece” en el seno de las ejecutivas de los partidos, salvo cuando estos evolucionan en sus estatutos otorgando un poder omnímodo al secretario general, entonces todo el sistema pierde su esencia, derivando en otra construcción que, por mucho que se le maquille, merece otra denominación. El duopolio es una figura que en economía describe la situación en la que dos empresas son las suministradoras únicas de un producto o, dicho de otra forma, controlan un mercado de forma mayoritaria. Es algo que entra en la normalidad económica mientras no exista acuerdo entre ambas para aprovechar la situación para acordar los precios

Onanismo democrático como sistema político

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La cultureta yanqui bautizó este tipo de situaciones, la repetición de hechos aparentemente ya vividos, como el “día de la marmota”, aunque a mí, quizás por la edad, me viene mejor recordar el déjà vu de Crosby, Still, Nash and Young, una formidable y breve pieza que daba nombre al disco publicado en marzo de 1970, en plena guerra de Vietnam, un conflicto que mantenía bajo shock a la sociedad americana, especialmente a los jóvenes amenazados por un reclutamiento asaz injusto, y que llevaría a su retirada del país en 1973, tras los Acuerdos de París. Aquí revivimos algunos sucesos durante años, en particular desde que parte de la clase política catalana decidió que el escapismo independentista era una buena solución para mantenerse en la poltrona –me cuesta llamar poder a lo que allí se cocina-; lo que nos lleva, repetidamente, a contemplar como el autodenominado pacífico movimiento pone a arder a la antaño atractiva ciudad de Barcelona. Todo sirve como coartada para la convocatoria

Una nueva legislatura

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Después de unas elecciones llega un primer momento para hacer balance de los resultados de las mismas y, generalmente, hay que esforzarse para encontrar perdedores pues casi todos los participantes suelen encontrar el modo de ver algo positivo en los propios. En el caso catalán se complica para PP y Cs el realizar una lectura positiva, tanto como para Vox no estar exultante, pero, en su conjunto, las elecciones representan la continuidad del marasmo político, social y económico en el que la región se encuentra desde que el nacionalismo decidió echarse al monte. ERC es la ganadora si tenemos en cuenta el número de combinaciones posibles para formar gobierno pero, en cualquier caso, no parece plausible un gobierno que gobierne, tanto si va con los chicos de Puigdemont como si decide jugar la vía constitucionalista con Illa. Este último, se debe estar preguntando si no hubiese sido mejor quedarse en Madrid, y   más de uno le recordará aquello de que para este viaje no necesitábamos al

Marcial Lafuente y el marshall Galindo

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  Durante toda la segunda mitad del siglo XX la literatura popular española era cosa de dos autores; Corín Tellado era la reina de la novela rosa y Marcial Lafuente Estefanía el patrón de la novela del oeste. Eran estas de pequeño formato, 100 páginas más o menos, y de publicación semanal; se podían comprar nuevas o cambiar por un precio módico en el kiosco del barrio. Ningún autor fue tan leído como Estefanía. Sus tramas tenían algunos lugares comunes que resultaban infalibles; un pueblo en el que los malandros campaban a sus anchas, una ciudadanía encogida y sometida a los abusos de los primeros, y unas autoridades incapaces de resolver la situación o incluso conchabadas con los malandros… hasta que llegaba un forastero, casi siempre muy alto, seis pies y medio, una altura supuestamente enorme pues no había a mano ningún conversor, y a veces el visitante resultaba ser un Marshall, algo así como un agente especial del FBI. El paisaje social de las novelas de Estefanía tenía much

La Asturias de Aldous Huxley

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  Recuerdo los veranos de la infancia como un verdadero regalo que la vida me dio. Los pasaba en la casa familiar de Ibias, que entonces regían mi tía Sara y su marido Enrique; un caserío, como casi todos los de aquella tierra, que sólo daba para una economía rural de subsistencia. La venta de un ternero, los años buenos dos, un par de sacos de nueces, algo de orujo, y pare usted de contar. No se pasaba hambre pero el concepto de plusvalía no existía. Ibias es una tierra dura, quizás la que más en Asturias. El pueblo estaba entonces, en los 60, lleno de vida, aunque desde mucho antes el excedente poblacional estaba condenado a la emigración. En casa se recordaba aún el rebaño de ovejas que protegía de los lobos el tío Manolín y su mastín pero, llegada la edad militar, emigró a la minería del valle de Laciana primero y después a la siderúrgica avilesina, como tantos otros. En mi época solo quedaban vacas en casa, que pastoreábamos los niños, y en el monte ya no se avistaba al lobo,

Krasny Bor

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  El próximo 10 de febrero se cumplirán 78 años de la Batalla de Krasny Bor en el frente de Leningrado de la Segunda Guerra Mundial, antes y ahora San Petersburgo. Son muchos años y a la mayoría no les sonará en absoluto. Esto es así porque en España es costumbre adjudicarle un color a las cosas. Si se lleva ese color todo va bien, si no, estás jodído. A la División Azul, 250ª para el Ejército alemán, le ocurre eso, que no se lleva su color y por ello no se habla de ella. Cuando la División salió para Rusia estaba todo el mundo en las estaciones de tren para despedirla. Eran tiempos anticomunistas, ganaban la guerra los alemanes y había que retratarse. Cuando volvieron, los que volvieron, estaba claro que ganarían los aliados y entonces había que esconderla. Hubo divisionarios que acabaron pidiendo a la puerta de las iglesias. A Franco ya no le interesaba el asunto, hasta envió para casa al cuñado, a Serrano-Suñer, su ministro de Asuntos Exteriores. El caso es que aquellos hombre