Manuel Valls, Barcelona y el Espíritu europeo
Se habla mucho estos días de la “operación” Valls en relación con la alcaldía de Barcelona; los que lo quieren mal iluminan su fracaso en las primarias del partido socialista francés para las últimas elecciones en ese país y su triste situación de diputado raso en la Asamblea francesa. Los que lo miran bien tratan de poner en valor el hecho de que se allegue al lugar donde nació para intentar aportar un algo de conciliador y, sobre todo, de racionalidad a la vida política de la capital de esa comunidad autónoma.
A mí me cae bien Manuel Valls porque me trae a la memoria a John Stuart Mill, uno de los padres del movimiento político conocido como el utilitarismo, y no es por su parecido físico, no, me lo recuerda porque Mill tiene un libro fundamental para comprender el avance de las sociedades modernas en los dos siglos pasados. En torno a la libertad, que así se titula el libro, no habla de la desaparición de las cadenas de la esclavitud que en 1859, cuando se escribió el libro, ya estaba en marcha; habla de la libertad de opinión y de la importancia de la prensa libre para la formación de una opinión pública sana y formada, pero habla también de cómo las sociedades y los poderes públicos tratan de ahogar la voz del que piensa diferente de la mayoría o al que, simplemente, actúa de modo distinto a lo que es imperante en el momento o la época. Mill, explica, y lo explica muy bien, que estas personas son la clave para el progreso de las sociedades; cuando sus voces no se oyen quiere decir que estamos ante sociedades estancadas, sin resuello, viejas, abocadas, sino a la desaparición, sí a que otras, sin temor a las opiniones y comportamientos diferentes, les pasen por encima o directamente las derriben. Y todo esto lo escribía en el ya lejano 1859.
Valls es uno de esos personajes que viene a recordarnos los anuncios de Mill. Un hombre que deja la comodidad, el buen pasar de diputado francés, después de haber presidido su gobierno, para venir a engancharse en una contienda electoral donde le pueden partir la cara sin ningún beneficio, donde, teniendo en cuenta la situación catalana, es de esperar una campaña bastante sucia.
A mí me agrada mucho la llegada de Manuel Valls y por ello le doy la bienvenida, porque no viene solamente con la Constitución en la mano sino que, además, envía un mensaje profundamente europeísta, de desaparición de fronteras nacionales, justo unos meses antes de las elecciones
europeas, unas elecciones en las que Europa va a jugarse, viendo como los populismos crecen tanto a
izquierda como a derecha, mucho más que en ninguna otra antes; populismos de carácter nacionalista extremo que si no somos capaces de frenarlos van a ser ellos los que aniquilen esta Europa que está detrás de la mayor parte de las mejoras sociales que hoy en día disfrutamos.
Bienvenido sea Manuel Valls y su espíritu europeo.
Raúl Suevos
En Gijón a 7 de octubre de 2018
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