Iustitia, ultima ratio civis


No es que yo esté muy puesto en las cosas del latín pero por oficio y desde que era joven conozco aquello de artillería, última ratio regis, o lo que es lo mismo, cuando se acaban otras razones, al rey, siempre le quedaba la artillería, solamente al alcance de su bolsa porque era muy cara. El civis, el ciudadano,  más que razones tiene esperanzas, fides me dice el diccionario, porque él no está en la cúspide de la pirámide como el rey, el civis está en la base, es la base del sistema y solamente le queda esperar que la iustitia, esa que la escultura nos representa con balanza y espada en las manos y los ojos vendados, lo ampare ante los abusos del potentado.
Viene esta larga introducción en relación con las noticias de los últimos días relacionadas con el poder judicial, el cual es, según la Constitución, uno de los tres poderes que conforman un sistema político como el nuestro, esto es, un sistema democrático de derecho y representativo. Hoy mismoestán jueces y fiscales de huelga pola falta de medios personales y materiales en la que el gobierno, éste y los de antes, los tienen abandonados, y es que el mantenerlos sumergidos en causas abiertas etambién una manera de tenerlos controlados. Este es, para los ciudadanos, el menor de los problemas, es sólo un problema de tiempo, al final, el ciudadano va recibir justicia. Mejor si es en tiempo, pero es lo que hay.
El problema grave es el de la independencia del poder judicial. La semana pasada pudimos asistir al reparto entre los partidos de los puestos y la presidencia del Poder Judicial, que es también la del Tribunal Supremo, todos los partidos importantes, quitando uno, propusieron los vocales del Consejo en función de sus simpatías partidistas y no en interés de la justicia con lo que, a la hora de impartir justicia, es de esperar que vayan a mirar de reojo las señales que vienen del partido que los apoyó eel ingreso y así después vienen los espectáculos -no se le puede dar otro nombre- como el que nos dieron con ocasión de la sentencia de las hipotecas. En el siglo XXI resulta difícil de entender y comprender esta situación de falta de independencia en el gobierno de los jueces. Tiene que acabarse ya.
La justicia no es sólo el Supremo; hay tribunales de rango inferior y muchas veces, la mayoría, en ellos nos encontramos con jueces íntegros y trabajadores en cuyas  manos caen asuntos de mucha trascendencia que es necesario, para el sistema, tratar con mucha“delicadeza”, o dicho de otra 
manera, con un ojo abierto y las narices tapadas. En estos casos el control de la judicatura es también importante y un ascenso o promoción profesional oportuno viene a deshacer el nudo, como nos relata Jesús Cacho en un artículo que a mí me resulta estremecedor  https://www.vozpopuli.com/opinion/zapatero-personajes-salvar-pellejo-villarejo_0_1191781321.html
Entonces ¿Qué nos queda al ciudadano? Está claro que la justicia no es ratio para nosotros, es más bien fides porque nuestra capacidad de actuar sobre el sistema es ínfima, pasa por la emisión de nuestro pobre y humilde voto, es lo único que nos queda y yo tengo muy claro que, cuando llegue el momento, voy a leer los programas de los partidos políticos para ver quién está y quién no pola independencia de la justicia en España. Esta va ser para mí una cuestión sine qua non, que es otro latinismo que me gusta mucho.
Raúl Suevos
a 19 de noviembre de 2018
PS. Cuando me despierto al día siguiente descubro que el presunto elegido para presidir el Supremo, el juez Marchena, renuncia al puesto y con ello inicia un pequeño terremoto político, uno más. Nunca pude imaginar que mis palabras, incluso antes de ser leídas por nadie, tuviesen tanta fuerza ¡Qué 
barbaridad¡

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