¿Es de fiar el amigo americano?


El presidente Trump ha decidido salir de Siria, donde tenía unos 2000 soldados desplegados apoyando principalmentea las milicias kurdas, según dice porque ya derrotaron al Estado Islámico. Y no debe de ser un movimiento muy coherente cuando su ministro de defensa, el general “maddog” Mattis, quien parece un poco maliallo ya que no tiene nada de loco ni de perro, vina anunciar que deja el cargo para finales de febrero, al parecer harto de las locuras de su presidente. Los Kurdos de Siria, sin el paraguas americano y después de dejar muchos muertos y herídos combatiendo al DAESH, van a ser barridos polos sirios de Hafez el Asaz y los turcos de Erdogán. También se habla de retirada en Afganistán.
Es una historia repetida la de los Estados Unidos, la de abandonar a los amigos y aliados. Con nosotros, después de ayudarlos con su independencia, ya nos la hicieron con la Luisiana y la Florida aunque después su vecino del sur, México, todavía lo tuvo peor. Eran los tiempos de la Doctrina Monroe con la que declaraban coto privado a todo el continente americano. Con la llegada del siglo XX y las guerras de los imperios europeos también llegó su ascenso a potencia mundial y es desde entonces cuando se le empezaron a ver maneras y formas imperiales debajo del disfraz de amigo.
En Versalles, el presidente Woodrow Wilson impuso sus 14 puntos. Cayeron imperios y naciones, nacieron otras, y también la Sociedad de Naciones a la que después rechazaron entrar los propios USA. Para entonces ya iba un tiempo que Iberoamérica era su patio de atrás y los Marines desplegaban cuantas veces hacía falta, incluso para crear un país nuevo donde no lo había, como en el caso de Panamá. Nuevo y obediente.
Desde entonces para acá han sostenido dictadores sanguinarios, hecho caer regímenes democráticos, inventado acciones bélicas para justificar intervenciones como en el Golfo de Tonkin; apoyado y después derribado asesinos como Sadam Hussein, todo ello siempre con su interés presentado como lucha por la libertad de los pueblos. Lo último es su sostenimiento a la monarquía saudí, la gran exportadora del salafismo radical en el mundo y hoy en día dedicada a masacrar la población yemení en una guerra de la que no interesa hablar. En Oriente Medio es mejor no se presentar como americano, no es un pasaporte apreciado, todo sea por el petróleo.
En Europa su política se encamina a arrinconar a los rusos, que por más pecho que saque Putin ya no son los soviéticos, y de ahí vienen en parte los “problemas” en Ucrania, las pasadas guerras de Bosnia y Kosovo y el avance del nacionalismo radical en la línea de confrontación, como en Polonia y Hungría. Todo ello viene acompañado de la disminución del número de tropas USA en Europa. Son tiempos, ya lo había anunciadoTrump en su programa electoral, de aislamiento, de mirar para dentro y de gastar en casa.
A mi todo esto me pillo leyendo una novela, muy recomendable, “los 9 libros” de un tal Herodoto. En ella hay un pasajen el que un embajador corintio al que le piden confederación para imponer un tirano en Atenas le dice a los Espartanos, los más potentes en el Ática de la época que era el mundo civilizado de entonces, “si tan conveniente vos parece que las manos del gobierno estén en las manos de un tirano ¿por qué no sois los primeros en colocar un déspota sobre vuestras cabezas? Vemos en todo caso todo lo contrario: vosotros, siempre libres, hasta ahora, de tiranos domésticos, y muy prevenidos siempre para que jamás los sufra Esparta, vais recetándolos a los otros, y procuráis encajárselos a vuestros confederados”.Los corintios no apoyaron a los espartanos que vieron como Atenas iniciaba su progresión hasta acabar dominando casi toda Grecia, antes de que Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro, acabase con ellos, y antes de que Roma diese fin al periodo helénico.
es que todo es pasajero, tambn los imperios, y cada vez parece que su periodo de dominación se va acortando y el presidente Trump, en lugar de batir records históricos cambiando consejeros de la Casa Blanca, aislando su país y por ello creando una gran incertidumbre, haría más y mejor haciéndole caso a gente como el general Mattis que no es partidario de abandonar aliados fieles, que eso da fama muy mala y en el Lejano Oriente hay un gigante a la expectativa.
Raúl Suevos
A 22 de diciembre de 2018.

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