Los gudaris de ayer, el PNV de siempre


Hace algún tiempo llegó a mis manos, para su traducción, la copia de unas cuartillas manuscritas en italiano y también unos cuantos folios mecanografiados. Las primeras correspondían a los acuerdos firmados por dos oficiales por parte del ejército nacionalista vasco y el jefe de estado mayor de la brigada Flechas negras del cuerpo expedicionario italiano que operaba en el norte encuadrado en los ejércitos del general FrancoAmilcare Farina. Era el Acuerdo de Gurriezo, también conocido como Pacto de Santoña, y que suponía la rendición de las unidades nacionalistas vascas a los italianos, sin pegar un tiro y con posibilidad durante tres días de abandonar España por vía marítima.
Los folios mecanografiados dan cuenta del avance de esos dos días cruciales de agosto del 37 y de la fundamental actuación del teniente coronel Farina. Parecen la base de un informe del jefe de la brigada para una propuesta de condecoración o de ascenso de lo que no se da cuenta en los mismos; en todo caso Farina, que se desenvuelve admirablemente en la acción de Santoña, acabaría sus días a edad avanzada después de ejercer el mando de la división San Marco durante la segunda guerra mundial y sobrevivir a la “corriera de la morte”, una de las mayores masacres sobre prisioneros fascistas de los partisanos comunistas en los últimos días de la guerra en Italia.
La caída del frente cubierto por estas unidades suponía dejar abierta la vía para la toma de Santander y de todo el norte. Solo unos pocos socialistas y comunistas vascos continuarán la lucha que acabará en un estertor en la entrada de Asturias, en la posición defensiva del Mazucu, al sureste de Llanes, donde, acompañando a los últimos batallones de mineros y obreros asturianos ofrecerán una épica resistencia a las tropas del general Franco, muy superiores en medios y fuerza, y que dará tiempo al “gobernín” asturiano de Belarmino Tomas a organizar la huída, como en el 34, desde Gijón.  
Bilbao había caído antes. El famoso Cinturón de hierro se deshizo como nieve de abriante el ataque de los nacionales que contaban con los planos de la defensa aportados por el padre del TALGO, el ingeniero Goicoechea, y la pronta retirada de los batallones de gudaris del PNV; solo las indisciplinadas unidades de comunistas, socialistas y anarquistas presentaron algo de resistencia; los nacionalistas estaban a la suya, el mandato de la República y de su ministro de defensa Indalecio Prieto no lo sentían como propio y por ello también ignoraron la orden de destrucción de las fábricas, había que pensar en el futuro.
El pacto no fue cosa de unas horas. El gobierno vasco, liderado por Aguirre, y el PNV con Ajuriaguerra a la cabeza, venían desde hacía meses preparando la traición con la mediación del Vaticano; sostenían a la república porque les daba el estatuto de autonomía pero su clericalismo les alejaba del Frente popular. El hombre encargado de preparar todo fue el padre Onaindía, nacionalista de pro que no calló para siempre pues en 1983 publicó un libro, el Pacto de Santoña, en el que cuenta todos los detalles y que mereció que el PNV comprastoda la edición para retirarla de circulación, hoy es imposible de encontrar. El asturiano Xuan Cándano publicaría en 2003 uno aún más completo dónde quedan al descubierto las vergüenzas del PNV.
En este último año de la política española hemos visto, una vez más, a nuestros políticos más importantes, Rajoy y Sánchez, apoyarse en el PNV; olvidan que a éstos les repugna lo español, la esencia de la nación, y que todo lo que hagan lo harán siempre con el exclusivo interés de lo “suyo”, no dudarán en traicionar, como en Santoña, si en ello encuentran un beneficio para su partido. Nada habrá que reprocharles, los nacionalismos son así, todos, y quien lo olvida o piensa que puede cabalgar al tigre sin correr peligro se equivoca, se equivocaron Azaña y Prieto, se equivocaron todos los presidentes españoles, desde Suarez a Sánchez, que confiaron en los nacionalistas vascos o 
catalanes, y se seguirán equivocando mientras no se cambie el sistema electoral y con ello se reduzca y ajuste el valor del voto a su real dimensión y valor.
Hay que cambiar el sistema electoral.
Raúl Suevos
A 7 de abril de 2019

Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

Comments

  1. Muy acertada conclusion. Yo también abogó por reformar el sistema electoral. ¿Quién de entre estos cegatos partidos dará el paso?

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