De altruistas y salvapatrias

DE ALTRUISTAS Y SALVAPATRIAS
Por fin se ha acabado esta larguísima campaña electoral; un año más o menos, y por fin podremos dedicarnos a pensar en otras cosas ¿La Liga del próximo año? ¿Por qué nunca le dan la Palma de oro a Almodovar? ¿Logrará Trump reventar al mundo? Las cosas que importan, en definitiva.
A mí, la edad, en estas ocasiones, me lleva a reflexionar. Es gratis, no requiere esfuerzo y no siendo futbolero casi que no me queda otra. Y viendo las imágenes de nuestros líderes –es sólo un apelativo convencional- me he dado cuenta de hasta qué punto han cambiado las cosas en estos últimos 40 años. Los líderes de la transición eran individuos que habían luchado en la silenciosa oposición antifranquista, algunos incluso desde dentro de las propias filas del régimen, desde los sindicatos universitarios, desde el propio Movimiento, desde todas partes; algunos también en su propia casa pues eran hijos de notorios franquistas. Hubo también militares que lo hicieron, pero estos eran torpes y poco silenciosos, los pescaron, y lo pagaron, quizás los únicos.
Esa generación de políticos, la de la Transición, siempre pudo presumir de haber luchado contra un régimen no democrático. Qué pena que los procuradores en Cortes les robasen en el último momento el triunfo con la Ley para la Reforma Política; en cualquier caso ellos pudieron construir lo nuevo, lo luminoso, por oposición a lo viejo y casposo. Eso casi siempre da buenos frutos y allí comenzó a nacer el discurso del sacrificio por el bien general, por la gente, por la ciudadanía, por el pueblo. Qué bonito.
Las nuevas generaciones, esas que ahora llegan al poder, ya no tienen un régimen contra el que luchar, salvo unos pocos, en los extremos, que faltos de un discurso más elaborado convierten a la constitución del 78 en régimen y contra él pretenden luchar. Estos nuevos políticos, jóvenes pero suficientemente preparados, siguen manteniendo el discurso del sacrificio por el bien general; a él dicen supeditarlo todo, y para ello se han preparado concienzudamente, son altruismo en estado puro. Todos, o casi todos, vienen de las juventudes de los partidos; todos, o casi todos, han cursado estudios superiores, algunos con resultados  tan brillantes y “sorprendentes” que hasta el poder jurisdiccional ha puesto el ojo sobre sus logros, en otros casos la prensa, pasmada, no ha dudado en airearlo. Son las nuevas generaciones.
Este sacrificio de nuestros políticos está bastante alejado del altruismo del que hacen gala otros españoles, misioneros por distintos lugares en el mundo, especialmente en África. Allí han asesinado este mes de mayo tan electoral a dos de ellos, en febrero cayó otro. La prensa ha pasado de prisa por encima de sus cadáveres; son noticias que venden poco en el mercado informativo; son noticias que pueden llegar a hacernos caer en la cuenta que existen personas que dan su vida, toda ella, en la entrega a los demás, a los otros, con independencia de que estos sean de otra raza, con independencia de que no haya réditos de ningún tipo, solo la satisfacción de la entrega personal. Sus compañeros, que allí siguen, manifiestan, cada vez que pierden a uno de ellos, que ese es su destino, el servicio a los que nada tienen, y que en ello van a continuar, en África, en América, en cualquier lugar donde puedan ser de utilidad.
Y digo yo que quizás estemos perdiendo la gran oportunidad de desarrollo de la Marca España, que quizás estos hombres y mujeres, ordenados o seglares, que llevan su misión hasta dejar su vida en ocasiones, y su salud siempre, son nuestros mejores embajadores por esos mundos de Dios, y, si esos países quizás no sean tan interesantes como objetivo comercial, es posible que su acción sirva para que nos sintamos orgullosos de nuestros compatriotas y podamos pensar que el nuestro no es un país tan malo.
Hay otras cosas más allá de la política y el futbol.
Raúl Suevos
A 26 de mayo de 2019
abellugunelcamin.blogspot.com

Comments

Post a Comment

Popular posts from this blog

Lo han vuelto a hacer

En el solar zaragozano

El general Gan, una novedad a la italiana