Rosa Díez, la inquieta
ROSA DÍEZ, LA INQUIETA
La primera vez que oí hablar de Rosa lo fue con ocasión de la campaña publicitaria que lanzó siendo consejera socialista de turismo del gobierno vasco de Ardanza con el PNV –es llamativa la facilidad que el PSOE ha exhibido desde antiguo para gobernar con socios antitéticos, baste recordar su asociación con Primo de Rivera- y que decía algo así como “Euskadi, ven y cuéntalo”. Afortunadamente para ella, a principios de los noventa internet y las redes no estaban como hoy y eso le salvó de una carnicería de memes, aunque a Mingote le dio para una de sus magistrales portadas en ABC.
Al final de ese periodo, el secretario general socialista en el País Vasco Nicolás Redondo Terreros, hijo del antiguo secretario general de la UGT caído tras un escándalo de corrupción en una macro cooperativa de viviendas del sindicato, cambia el rumbo hacia un alejamiento del PNV y una posición más proclive a las tesis antiterroristas del PP. Ello coincide con un alejamiento físico de Rosa que inicia un periodo de eurodiputada y también se postula a la secretaria general del PSOE en el infausto congreso que proclama a Zapatero.
Las posiciones cada vez más divergentes de Rosa y Nicolás llevarán al abandono del partido por parte de ambos, después de que el campeón de la mediocridad, Pachi López, le haga la cama al segundo a instancias zapateriles en la jefatura del partido en el País Vasco –quizás fuera más propio hablar de apuñalamiento por la espalda pero la corrección estilística me obliga al comedimiento- y desde entonces toman distintos derroteros. Nicolás como polemista político y Rosa hacia la creación de una nueva opción política.
Es en esa fase final de tensiones con la jefatura del partido cuando conozco a Rosa en el aeropuerto de Madrid, camino los dos de Estrasburgo, y a la que me presento aprovechando la espera. Le doy mi apoyo sincero a ella y a Redondo por sus posiciones constitucionalistas –en esa época Alfonso Guerra presidía la Comisión constitucional del Congreso pero se había especializado en hacer el egipcio, poniéndose de perfil- y la incomprensión que reciben en su partido y ella me lo agradece y me transmite una impresión de credibilidad que hará que desde aquel día siga sus movimientos.
El siguiente paso de Rosa sería la creación de UPyD, una opción política transversal, en cuanto proponía soluciones de izquierdas en lo social, pragmática en lo económico y centralista respecto a
algunas de las competencias en poder autonómico. Sus inicios fueron duros ante la presión conjunta de los dos paladines del bipartidismo, para los que representaba un claro peligro, pero poco a poco y al tiempo que la situación mejoraba en el País Vasco y se deterioraba en Cataluña –es la época en que Zapatero dice que España es un concepto discutido y discutible, y alienta un nuevo Estatuto catalán que nadie pedía- va creciendo y parece consolidarse. Le doy mi voto.
Para su desgracia, en Cataluña nace Ciudadanos, una opción socialdemócrata para confrontar el independentismo ante la dejación del PSC. Su líder es Albert Ribera, un joven sin pedigrí político pero avispado y con recursos comunicativos, y de otro tipo, que crece exponencialmente allí y seguidamente plantea el salto a nivel nacional lo que llevará ineludiblemente a chocar con quien ocupa, con algunos matices, el espacio de centro, Rosa Díez. La alianza parece natural, pero no.
Para sorpresa de todos el abrazo nunca llega a producirse ¿Problema de principios o de personas? Y Ciudadanos rápidamente fagocitará y agrandará el espacio que antes ocupaba UPyD para convertirse en el partido nacional que hoy todos conocemos. En el camino, congreso mediante y pérdida de algunas plumas, se transmuta en liberal mientras crece de forma constante y llega a ser el primer partido en Cataluña. En Europa los Nart y Pagazaurtundúa de UPyD le añaden un plus de credibilidad
como independientes mientras Rosa Díez se va a su casa ¿Para siempre?
En los últimos tiempos, tiempos en los que la clase política española alcanza máximos de profundidad en el pozo de la escualidez moral de sus líderes, Ribera ha pretendido alcanzar el sol para tapar con su sombra al PP, y para ello se ha escorado alarmantemente a la derecha, y lo que es peor, en el viaje, como Ícaro, parece que se le han derretido las alas, con lo que se arriesga a darse un buen morrazo al tomar tierra de forma repentina. Es posible que el golpe sea de tal calibre que le cueste remontar el vuelo. Veremos.
Ayer, en Barcelona, Rosa se presentó acompañando al licenciado Casado –creo que el título tiene la misma factura que el doctorado de Sánchez- y pidiendo el voto para él, dejando de lado que sus antiguos correligionarios se presentan con C,s, y perfeccionando un nuevo movimiento ¿Ideológico o personalista? que a mí, antiguo votante suyo, en cuanto centrista, me deja un tanto pasmado pues no sé si apoya al Casado aznarista o al Casado rajoyista, como por otra parte supongo que les pasa a muchos de sus votantes. Y es que Rosa es muy inquieta aunque a mí me viene aquello de que arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
Raúl Suevos
A 8 de noviembre de 2019
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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