De tiranos y democracia
Aristóteles, uno de los grandes pensadores de la Grecia
antigua, definía tres tipos básicos de sistema de gobierno, la democracia o
gobierno de todos, la aristocracia o gobierno de unos pocos y la monarquía o
gobierno de uno. En este último caso se encontraba la variante de la tiranía,
que llegaba normalmente por derribo de la aristocracia y que después solía el
tirano convertirse en monarca, o no.
Aristóteles no consideraba a la democracia como la mejor
solución y sus ideas alguna importancia tuvieron después pues él fue el
educador principal de Alejandro Magno. Además de estas soluciones de gobierno,
en Grecia, también se contemplaba una solución de tirano temporal. Se llegaba a
ella por clamor de la ciudadanía en tiempos de especial aflicción y consistía
en otorgarle a un personaje, durante un tiempo limitado, poderes absolutos para
tratar de remediar el problema que amenazaba a la ciudad estado, una vez
resuelto se iba a casa.
Hoy, cuando enfrentamos una amenaza nueva y global, el
coronavirus, podemos observar, por los resultados a día de hoy, que los
gobiernos fuertes –utilizo este adjetivo por cortesía literaria- parecen estar
mejor preparados para encontrar soluciones y así resolver la situación; el
golpe en la mesa de Xi Jimping en China quedará grabado de forma ejemplar en la
memoria de muchos, y hoy China se puede permitir el lujo de dar consejos y
apoyar con médicos y materiales a los que no hace mucho les mirábamos por
encima del hombro.
Su vecino ruso, también tomando decisiones drásticas desde
los primeros días, parece que mantiene la situación bajo control, y de paso su
presidente propone una reforma constitucional que lo mantendrá en el poder
todavía por muchos años. En el sur, nuestro vecino Mohamed VI acaba de decretar
un bloqueo total de país cuando sólo tiene 29 positivos, pero el sistema es más
una monarquía constitucional que parlamentaria en la que el monarca mantiene poderes
impensables en una democracia liberal.
En algunos países vemos que, pese a la base democrática, al
poder acceden personajes que hacen que el sistema derive en lo que se conoce
como populismo democrático, como sería el caso de Donal Trump, Boris Johnson; o
en Iberoamérica Jair Bolsonaro o López Obrador. En todos estos casos la
decisión es la del líder, sin cortapisas ni elementos moderadores que modulen
lo que, en relación con el virus, parecen más ocurrencias que decisiones de
gobierno. Así es el poder.
En el otro lado tenemos los gobiernos representativos
europeos, entre los que se encuentra el español, y que en muchos casos cuentan
con más de un partido en la formación del mismo, los llamados de coalición;
gobiernos de parto difícil y, como vemos estos días, de complicado proceso
decisional; con tantas tensiones internas que hacen que las lecciones que China
nos dio en su momento no sean tomadas en cuenta y así, primero Italia, después
España, aún más tarde Francia y Alemania, retrasen el inicio de la batalla más
de lo que hubiese sido de desear.
El coronavirus nos dirá si hacía falta un tirano o gobierno
de salvación nacional.
Raúl Suevos
A 16 de marzo de 2020
Versión en
asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
Comments
Post a Comment