La trampa de Tucídides
Entre el puñado de libros que poseo, llamarlo biblioteca
sería exageradamente presuntuoso, tengo uno que compré en la Plaza de Armas de
La Habana hace ya unos cuantos años. La Guerra del Peloponeso de Tucídides, edición
de la bonaerense Emece de 1944 y procedente de alguna estantería
prerevolucionaria. En esta obra, el historiador plantea la trampa en la que
cayó la entonces hegemónica Esparta, aquella que nos acercó Zack Snyder con
300, la inolvidable película. Una Esparta que contemplaba con aprensión cómo
Atenas crecía en poder y alianzas, lo que la llevó a desencadenar una guerra,
la del Peloponeso, que llevaría a la derrota de Atenas y la desaparición como
potencias de ambas, dejando paso libre a los persas.
Las potencias hegemónicas, y los imperios, tienen como
característica principal el poder militar, pero no solo, también el económico
y, sobre todo, la capacidad de influir en distintos ámbitos. Esto último es
casi lo más importante en determinados momentos pues implica la percepción de
los otros de ese poder. Así ocurría cuando el emperador Carlos empeñaba hombres,
y caudales que no tenía, en la lucha contra el turco. Así lo hacían los USA
durante todo el periodo de Guerra Fría, a ellos correspondía liderar y
conducir, eso es lo que se espera de una potencia hegemónica, y sin caer en la
trampa de la confrontación.
En estos tiempos, cuando la caída del Muro de Berlín parecía
prometer un periodo de paz unipolar, asistimos al paulatino emerger de un nuevo
hegemón, China, que por la vía económica ya lleva años dejándose sentir, véase
el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda https://www.academia.edu/37462646/El_cambio_del_pivote_geogr%C3%A1fico_de_la_historia.pdf
o el importante incremento en la
inversión en la Fuerza naval china, la encargada de velar por la seguridad de
las líneas logísticas del país. En casa quedan el Xinjiang, el Tibet y Hong Kong
como problemas por resolver, pero la apisonadora de la etnia Han parece
imparable en ese terreno. Ahora el salto cualitativo que el covid-19 puede dar
a China en el campo de las percepciones puede ser determinante.
En el otro lado tenemos unos USA con el peor dirigente para
tiempos de tribulación, el señor Donald Trump, campeón del populismo. Su
personalismo desnortado está poniendo en serio peligro a parte de la población
norteamericana, especialmente, en un país de capitalismo salvaje, a los más desfavorecidos;
pero su unilateralismo le lleva a cerrar el país sin a nadie consultar, a
infravalorar la peligrosidad de la pandemia, a, en definitiva, abandonar el
liderato que se espera de la gran potencia en una crisis mundial. Por el
contrario, China, con gobierno autoritario y donde nació la pandemia, ha sabido
resolver la crisis rápidamente y ahora se propone como soporte técnico y
material de los países que ahora sufren con virulencia el ataque del virus, lo
que hará cambiar la percepción que muchos tienen del gigante.
Norteamérica está en año electoral y es probable que Joe
Biden, si el virus lo respeta, será un durísimo contrincante para el presidente
que, si ve en peligro la reelección, podría caer en la tentación de la trampa
de Tucídides, lo que nos llevaría a todos a una nueva crisis mundial.
Raúl suevos
A 22 de marzo de 2020
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
Comments
Post a Comment