Méjico


La historia contemporánea de Méjico ha venido marcada por la Revolución y sus caudillos. Ésta se había iniciado en los primeros años del siglo XX con las guerras para echar fuera del poder a Porfirio Díaz, el más listo de todos pues se marchó enseguida para París donde murió muy tranquilo en la cama. Detrás de él llegaron todas las figuras de las películas que sobre este asunto han hecho los norteamericanos, Madero, Huerta -éste era siempre el más malo-, Pancho Villa, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Marcos García Obregón y algunos otros que, por menos importantes, no recuerdo ahora. Todos ellos, menos Huerta que acabó sus días en una cárcel yanqui, murieron asesinados, porque la revolución, además de violenta, era muy difícil de arreglar. Era una revolución agraria pero con problemas y enfoques diferentes en el sur y en el norte, además era también la revolución de los trabajadores manuales de las ciudades, que los había, de los pueblos indígenas aún hoy esperando por ella, y también de la pequeña y mediana burguesía. Estaban además algunas generaciones de políticos a los que la larga gerontocracia de Díaz les había impedido la posibilidad de desarrollarse. Vamos, que aquello era asunto para un milagro y, si lo hubiese habido, además, tenía que torear con la iglesia de un lado y con los Estados Unidos de otro. México tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos que había dicho Díaz cuando estaba para embarcar para el exilio en el puerto de Veracruz.
Después de unos años, unos cuantos presidentes y constituciones, llegan los políticos mejicanos al gran invento, el PRI, Partido Revolucionario Institucional, que a mi me parece una contradicción absoluta pues si es revolucionario es imposible que sea institucional, esto es un oxímoron en gramática. Por el camino alguna gran figura como el presidente Lázaro Cárdenas que tan bien acogiera a los exiliados españoles tras la guerra incivil.
Para el 2000 llega a la presidencia Vicente Fox que, por primera vez, no era del PRI sino del PAN, Partido de Acción Nacional. El dominio del PRI desde entonces se terminó, y ahora tienen que competir también con el PRD, Partido de la Revolución Democrática, y con AMLO.
Éste último no es un partido político, es el acrónimo de Andrés Manuel López Obrador, que fuera gobernador del Distrito Federal  y alcalde de la capital con muy buenos resultados al parecer, y antes presidente del PRD, que fundara él mismo y Cuautémoc Cárdenas, el hijo de Lázaro Cárdenas al que hace poco vimos apadrinar la comedia de la desaparición de eta –me niego a darle mayúsculas- en el sur de Francia. En el 2006 se presentó a las elecciones presidenciales y todo apunta a que le hicieron un pucherazo de los de antología. El sistema le tenía miedo por, supuestamente, ser comunista –algunos mentaban a Fidel Castro para acojonar- y sacó para adelante a Felipe Calderón, como Fox del PAN, que queda en la historia como el que inició la guerra contra el narcotráfico sin que, por el momento y después de un enorme número de muertos, parezca que la este ganando el gobierno.  
En el 2012 volvió AMLO a presentarse y esta vez las ganó el PRI con Peña Nieto y también con acusaciones de compra de votos y otras trampas. El caso es que para el 2018, en julio, lo tenemos otra vez en la contienda electoral, en cabeza de MORENA, Movimiento para la Reforma Nacional, y de nuevo López Obrador marcha en cabeza de todas las encuestas con mucha diferencia sobre los otros. Con MORENA van también en coalición el PT, Partido del Trabajo, y el PES, un partido evangelista. Parece bastante claro que México necesita un cambio radical, el estado mejicano viene demostrando que tiene una gran resistencia pero la guerra contra los carteles de la droga y también contra la corrupción lo tienen destrozado. Méjico precisa otra revolución, esta vez pacífica, que de la mano de la ley y de profundas reformas sociales saque para adelante un país gigantesco, descomunal, lleno de contrastes y con una grandísima población de jóvenes que necesitan una esperanza para un futuro mejor. Esta esperanza puede venir de la mano de AMLO, o no. Vamos a ver que es lo que pasa el primero de julio.  

Raúl Suevos
Gijón a 14 de mayo de 2018 
Cargada en 23 de febrero de 2020, fue enviada por correo electrónico en su momento a una lista cerrada.

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