Achique de espacios
El verbo argentino hace tiempo que alcanzó la primacía
mundial; los italianos, que siempre llevaron fama, hoy solo dominan la
gesticulación; ambos, los europeos y los sudamericanos, aman igualmente el
futbol que, en tiempos mejores, llegaron a dominar. Fue en Argentina donde
empezaron a usar con gran eficacia y poca elegancia la regla del fuera de juego,
convirtiendo este truco en una nueva táctica.
Cuando tal táctica paso a estar mal vista, un artista de
labia cultivada a orillas del rio Paraná como Cesar Luis Menoti se la trajo a
Europa, y le cambió la denominación por el Achique de espacios, el mismo perro
con un nuevo y más elegante collar pero que seguía dando mordiscos a la deportividad,
aquella que el crecimiento de la parte
económica del futbol iba dejando por el camino. Ahí seguimos.
En el campo de la política es fácil encontrar similitudes con
las tácticas futbolísticas. Esta semana se ha visto como se busca dejar sin
espacio a ese jugador de nombre Ciudadanos. Trata de buscar su espacio natural
pero no le dejan. En la temporada anterior se fue demasiado a la banda derecha,
lo que le costó perder por goleada y ahora, cuando pretende recuperar la
posición, le entran duro desde la derecha, aunque en la esquina catalana se
lanzan directamente al tobillo. Delante tiene el mayor peligro pues aunque hoy
le dejan mover un poco la bola no dudarán en hacerle fuera de juego en cuanto
se descuide.
Lo tiene duro Inés Arrimadas. Ella representa, una vez
recuperado el lugar natural, la tercera España, aquella de Salvador Madariaga,
la posibilista, la nacida para ser enlace entre los dos polos, las dos Españas
de Machado. Ciudadanos tiene la función, imprescindible en un país como España
en el que se pasa sin pausa de la polarización a la crispación, de traer a la
fuerza mayoritaria en cada momento hacia posiciones menos radicales desde el
punto de vista contrario. Creo que sin juego por el centro es difícil alcanzar
un juego armonioso y, sobre todo, eficaz.
En los últimos años, para muchos desde la llegada de Zapatero
al poder, no hemos visto en nuestro país desarrollar ninguna política de
alcance, es decir, que cuente con apoyos suficientes como para durar en el
tiempo y, al menos, permitir comprobar si fue acertada o no. Nos hemos ido
acostumbrando a que con cada cambio de partido de gobierno se legisle
principalmente para anular lo realizado por el anterior y viejo adversario.
Solo dura lo que viene impuesto por la legislación europea, y en eso seguimos.
Hoy los agoreros vaticinan la desaparición de Ciudadanos cuya
misión es evitar la polarización, elemento común, por otra parte, a los
gobiernos occidentales en los que peor se está gestionando la crisis del
coronavirus. Espero que se equivoquen.
Raúl Suevos
A 8 de mayo de 2020
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