Solo obedecen al Duque de Ahumada
Esa frase cobró notoriedad hace unos años cuando un joven
juez instructor de la Audiencia Nacional abrió diligencias por un chivatazo a
los cobradores del impuesto etarra en la frontera vasca, el caso Faisán. En el
significado estaba que la Guardia Civil no se casa con nadie, solo con lo que
le manda la Cartilla del Guardia Civil, creación de su fundador el Duque de
Ahumada en 1852; y en ella, en su primer artículo se señala que “el honor es la
principal divisa del guardia civil, una vez perdido no se recupera jamás”.
Eran otros tiempos, el joven juez de entonces, tenía como
referente a su conciencia y actuaba con la ciega rectitud de la justicia; hoy, pasados
unos años, de aquel magistrado poco o nada queda, su credibilidad ha ido
haciéndose girones desde su entrada en política y ahora muestra sin vergüenza
la fealdad de su verdadera condición. En aras de mostrarse como el mejor de los
lacayos de su jefe va dejando cadáveres de honrados profesionales por el
camino. Es el mejor de los esbirros del Partido Sanchista Obrero Español.
Nuestro sistema político es francamente ineficiente; una de
las mayores miserias se halla en la indisimulada subordinación de la justicia
al poder político que es quien nombra a un Consejo General del Poder Judicial
nutrido por miembros de las dos asociaciones mayoritarias en la magistratura,
es decir, las que se apoyan en los dos grandes partidos del país. Si no
perteneces a una de ellas no hay carrera judicial; pese a todo es posible
encontrar jueces independientes. Pocos.
Los agentes de esa autoridad judicial son los cuerpos
policiales; especialmente la Guardia Civil, precisamente porque solo obedece al
Duque de Ahumada, y los jueces instructores saben que no habrá filtraciones con
ellos, algo que los políticos, particularmente cuando están en el poder,
reprochan especialmente. Es algo a lo que venimos asistiendo estos últimos
años.
Hace algún tiempo, eran tiempos de zozobras en el PP a cuenta
de la corrupción, el ministro Zoido cambió el organigrama del Cuerpo para
tratar de acceder a esa información tan sensible, no lo consiguió. Tras el
llegó Marlasca, que al poco de su entrada defenestró al coronel Corbí; Jefe de
la UCO y con una impresionante trayectoria profesional, cometió el error de
poner por escrito la penuria de fondos con la que trabajaba la unidad, una
forma encubierta de aherrojarla. Ahora es Pérez de los Cobos, jefe de la
Comandancia de Madrid y cuya cabeza habían pedido los partidos golpistas del
Procés; y que, con diligencias abiertas a varios miembros de la administración
socialista por la gestión del Covid, el señor ministro no ha dudado en
ejecutar.
El honor es la principal divisa del Guardia Civil, seguirá
siéndolo pese a las presiones, se mantendrá intacto aunque le escueza a la
clase política y a mi me gustaría ver alguna dimisión solidaria por encima del
empleo de coronel.
Raúl Suevos
A 25 de mayo de 2020
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
El cerco es demasiado estrecho. El enemigo acecha constantemente. Le motivan las alubias y el radicalismo. Las personas son débiles y no n la GC también hay personas, sobre todo en ciertos círculos dirigentes. La honradez y el honor luchan, pero a duras penas, una batalla incansable contra la corrupción política y sus miserias.
ReplyDelete