¿A dónde va Britania?
Britania es el nombre con el que se conocía a la isla de la
Gran Bretaña en la antigüedad. Allí llegó, allá por el año 55 a.d.c, el gran
Julio Cesar, pero no se quedó. Ochenta años después la ocupación romana sería
un hecho ya en tiempos del emperador Claudio. Y allí se quedarían unos 400 años
cuando, en pleno desmoronamiento del Imperio, se fueron las Legiones y los
cargos imperiales dejando aquellos lares a su suerte.
Antes de Roma ya existía una cultura asentada por aquella
tierra húmeda y desapacible. La cultura celta se extendía desde las islas por
toda la fachada atlántica llegando hasta el Finisterre gallego. La arqueología
moderna ha encontrado allí piezas de orfebrería elaboradas con oro de los astures
lo que confirma las corrientes comerciales que ya en tiempos tan antiguos existían.
Hace milenios que el aislamiento británico es muy relativo y hoy es un tema
nuevamente de actualidad.
Les cuesta a los ingleses superar el ocaso del Imperio. Tras
las dos Guerras mundiales parecía que lo asumieran y por ello adoptaron un rol
de clara subordinación estratégica con su hijastro americano, al tiempo que
desarrollaban la Commonwealth para poder seguir enviando a la familia real a
viajes exóticos por el mundo. Pero les costaba aceptar su nueva situación.
En 1956 se embarcaron, junto con Francia, en una operación
militar para ocupar y abrir el Canal de Suez que había sido bloqueado por su legítimo
dueño, el gobierno egipcio de Gamal Abdel Nasser. Tuvieron que replegarse a la
orden de los EEUU presididos por Eisenhower, y su atolondrada iniciativa solo
sirvió para que los cascos azules de NNUU desplegasen por primera vez en la
historia.
La lección sirvió para que aceptasen su papel subordinado en
lo militar y, en lo económico, buscasen con ahínco el ingreso en el Mercado
Común Europeo, algo a lo que el general De Gaulle se opuso y así tuvieron que
esperar hasta 1973 para lograrlo, aunque siempre han sido una china en el
zapato de los progresos en el ámbito del desarrollo político europeo.
Su subordinación militar se vio claramente cuando en 2003
Tony Blair se puso del lado del presidente Bush en el desastre de Iraq, dejando
de lado a sus principales socios europeos y fomentando así una clara división
en la UE. Desde entonces el crecimiento de la Unión, especialmente en lo
relativo a la Europa de la Defensa, siempre ha tenido que contar con la
oposición británica.
Los conservadores, a iniciativa de Cameron e impulso de Boris
Johnson, han abandonado la Unión; salud para ellos. Ahora están aislados, por
fin, al otro lado del Canal, pero su patrón americano mira hacia Asia, no le
interesa ya Europa, de hecho reducirán aún más su presencia militar, y fuera
del Continente las tempestades serán más duras cada día. El Brexit, aún por
negociar, llega acompañado de una pandemia a la que tendrá que enfrentarse,
durante y después, en solitario, con un patrón en el puente de mando que no
parece que sea un motivo de confianza. ¿A dónde irá Britania?
Llega el momento para España de negociar la situación del
Peñón de Gibraltar. Nuestra posición como socio europeo nos da ventaja ¿sabrá
aprovecharla nuestro gobierno?
Raúl Suevos
A 8 de junio de 2020
Versión en asturiano en repdiv.blogspot.com
Si el gobierno no cede también Algeciras hay que darse con un canto en los dientes
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