Obscenidad en la Moncloa
Define la Real Academia de la Lengua la obscenidad como algo
que ofende al pudor, y a este con tres palabras, honestidad, modestia, o
recato. Viene todo esto a cuento de las imágenes que hoy suministran los
telediarios con nuestro presidente de gobierno, el doctor Sánchez, siendo
recibido por sus ministros con un pasillo de aplausos a su llegada de la
maratoniana reunión del Consejo Europeo en Bruselas.
Creo recordar que nuestra época de mayor éxito en los
concilios bruselenses coincidió con la presidencia de José María Aznar que allí
acudía con un grupo de expertos en teoría de juegos y casi siempre lograba
salirse con la suya, para beneficio del país. Eran tiempos en los que España
era referente occidental en muchos aspectos, sus empresas se abrían a los
mercados exteriores y sus capitales viajaban a la busca de negocios de
inversión. Después llegaría el mal paso de la Segunda Guerra de Iraq, nunca
suficientemente explicado, que sería aún peor rematado ya en la presidencia de
Zapatero. Desde entonces, por más que la comunicación institucional trate de
convencernos de lo contrario, no hacemos otra cosa que ir descendiendo lenta e
inexorablemente por la pendiente del descrédito.
En este largo Consejo Europeo de nuevo los países del sur
jugaban de pedigüeños, especialmente Italia y España, puesto que Grecia y Portugal
parecen haber hecho sus deberes. En la anterior crisis Rajoy logró evitar la
intervención europea y las famosas y vergonzantes visitas de los expertos
europeos, encargados de comprobar que las reformas exigidas se cumplían a
rajatabla antes de desbloquear los sucesivos tramos de subvenciones europeas.
Pese a todo su primera presidencia fue un calvario, que visto lo visto no nos
ha servido para mejorar nuestras finanzas.
El doctor Sánchez recibe, aparentemente con agrado, los
aplausos de sus ministros por unos 140 mil millones de euros, entre prestamos y
subvenciones, a devolver los primeros y justificar las segundas; una
justificación, mediante propuestas de reformas previas de las naciones
recipiendarias, que serán aprobadas, o no, por el Consejo Europeo; propuestas
que supondrán una serie de reformas en relación con pensiones, reforma laboral
y rigor presupuestarios que chocan frontalmente con el programa sociocomunista
de nuestro gobierno, y que someterán al mismo a unas tensiones que nos llevarán
a la ciudadanía por un largo camino de sobresaltos a lo largo de los próximos
meses.
Podemos imaginar quienes distraerán los detalles de la
operación, los detalles desagradables; la Corona sin duda, pues se ha
convertido actualmente en el pararrayos de todo lo que el gobierno, en sus dos
almas, no quiere que se hable, pero habrá otros, como la Patria de los
cuarteles de la Guardia Civil que hoy, súbitamente, parece molestar. Todo sirve
y servirá para que nuestro presidente avance de victoria en victoria y entre
aplausos hacia ¿la derrota final?
Raúl Suevos
A 21 de junio de 2020
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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