Periodismo rosa en España
Eso del periodismo rosa es cosa de los países del sur; deber
ser por lo del catolicismo porque los países del norte, más protestantes ellos,
no lo tienen. O quizás sea una cuestión de porteras, también asunto más de los
países mediterráneos. El caso es que aquí, entre nosotros, se ha convertido en
una especialidad televisiva que alcanza sus cotas máximas, casi habría que
hablar de paroxismo, en la televisión del cavaliere, del italiano Berlusconi,
que es el dueño de Telecinco. Allí es donde campa y arrasa ese programa de
nombre Sálvame. ¿De qué?
Hoy me he dado cuenta de que es un fraude; y ello pese a que
cuenta con un gran elenco de periodistas ¿O son otra cosa? sentados en torno a
su presentador estrella que los mueve o conmueve en función de las necesidades
de la audiencia momentánea. El caso es que hoy trataban someramente la
separación de un conocido torero valenciano, muy buen torero por cierto, y se
esforzaban en profundizar en un supuesto y generalizado escándalo en relación
con ciertos renombrados futbolistas –de nombre reservado- que, al parecer,
organizan festejos con encantadoras féminas a espaldas de sus respectivas. ¡Qué
barbaridad¡
Digo ¡Qué barbaridad¡ porque me escandaliza que estos
especialistas en los asuntos del bajo vientre no estén investigando en
profundidad en el asunto más tórrido, ramificado, politizado y feminista –del feminismo
de ahora, no del de Lidia Falcón- que ocupa hoy las páginas de la prensa
normal, la de siempre, vamos, esa que ya casi nadie lee. Me estoy refiriendo a
la tarjeta de móvil que investiga el juez Castellón en la Audiencia Nacional,
puro asunto de prensa rosa.
Tenemos una tarjeta de móvil robada a una joven activista y
política que, en el momento de marras, progresaba rápidamente en el nuevo
partido político creado por quien hoy es vicepresidente del gobierno de España;
el cual acababa de cortar su relación con una conocida política comunista que
le había venido muy bien para su inicial progresión en el proceloso mundo de la
política real; todo esto ocurría antes de que el prometedor líder se emparejase
con otra joven política de su formación, que después haría fulgurante carrera
hasta llegar hoy a la cartera ministerial. Todo ello de manera natural.
El asunto de la tarjeta sirvió, tras la conveniente denuncia,
para ser el eje de la campaña electoral del joven líder quien, al parecer, se
sentía victima de las cloacas del estado. El caso es que la justicia inició su
andadura, lenta siempre en España pero con paso inexorable y, por ese camino,
empezaron a salir más cuentos de portera. Qué cosas.
La abogada de la dueña de la tarjeta, supuestamente, cogía
cacho con un fiscal de la Audiencia que, también supuestamente, le contaba
cosas que no debía contar. El abogado del partido encargado de velar por la
legalidad de sus asuntos avisó del peligro de tales contubernios pero, como
pago por sus desvelos, fue expulsado de la organización porque, también
supuestamente, el secretario de esa rama, intentaba también coger cacho con la
inquieta abogada, que supuestamente deber ser muy atractiva.
Convendrán conmigo que aquí hay cacho y mucho más para que los
del Sálvame entrasen a saco, quizá buscando un Ondas; pero no, ellos siguen,
erre que erre, detrás de los futbolistas fiesteros. Qué cosas.
Raúl Suevos
A 1 de julio de 2020
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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