La cooficialidad amable

 

Con el día de Asturias llegó el momento de anunciar lo que será el fin de legislatura y, como cabía prever, nos espera a los asturianos un marasmo político, si es que no estamos ya en él, justificado en las discusiones sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. Una reforma que, según parece, es imprescindible para el progreso de la región, aunque con que sirviese para detener la caída hacia la insignificancia nacional en la que nos encontramos, a muchos nos bastaría.

La reforma parece tener como objeto principal la cooficialidad de la lengua asturiana, una cooficialidad amable según palabras del presidente Barbón, aunque no se sepa muy bien qué quiere eso decir, máxime si atendemos a las derivas lingüísticas de aquellas regiones que ya cuentan con esa “maravillosa” cooficialidad en las que la radicalización política, el acoso de los disidentes y la persecución del castellano son las tónicas generales de las mismas. Estoy pensando en el País Vasco, Cataluña, Baleares, Valencia y, según parece, también dentro de poco Galicia.

Asturias tiene muchas joyas culturales y entre ellas es el asturiano la más importante. Lo hablo y lo escribo desde hace algunos años, seguramente no con la suficiente propiedad, pero sí para afirmar que es una lengua maravillosa a la que hay que defender, promocionar, enseñar y fomentar su uso; exactamente como ya afirma nuestro estatuto y, desde 1998, como también desarrolla la ley de uso y promoción del asturiano; una ley impulsada por los que hoy son oposición en la Junta y de la que el hoy partido de gobierno no ha querido saber nada durante todos estos años. ¿A qué viene este cambio repentino y estás prisas?

Los equilibrios políticos, o desequilibrios según se mire, son responsables de decisiones coyunturales que pueden generar problemas durante años. A mi modo de ver nos encontramos en una de esas ocasiones; el PSOE no tiene peso suficiente y necesita los apoyos de la extrema izquierda, aquí y en Madrid, y en el caso asturiano el acuerdo pasa por abrazar una cooficialidad que no está en el ánimo del paisanaje astur -¿Cuántas manifestaciones multitudinarias hemos visto reclamándola?- que se apoya en encuestas de pago por parte de la Academia de la LLingua encargadas a un organismo vasco proclive a los objetivos de la encuesta. No hay hoy suficiente justificación para una decisión tan radical.

La concordia de las gentes de Asturias es otro de los grandes valores regionales, lejos estamos de la polarización que se respira en otras regiones. La imposición de la cooficialidad, amparada en una escuálida mayoría coyuntural en la Junta General sólo puede traer un enervamiento de las opiniones  políticas y un deterioro del buen clima social que actualmente disfrutamos. Después será difícil arreglarlo.

Raúl Suevos

En Gijón a 9 de septiembre de 2021

Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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