La respuesta está en Finlandia

 


Debería estar estos días la atención nacional centrada en la “faida” interna del Partido Popular; así es como llaman en Italia a las guerras entre familias mafiosas; pero el autócrata que habita en el palacio del Kremlin ha decidido con su reconocimiento de la independencia de la ucraniana región del Dombas, y la posterior entrada de las tropas rusas en la región, que los españoles tengamos el “corazón partío” entre las cosas de Madrid y la posible llegada de las bombas a Kiev, la capital de Ucrania.

El primer movimiento de Putin cabe decir que, como sucede a veces con los valores bursátiles, ya estaba descontado por la mayor parte de los intervinientes directos e indirectos. Algo tenía que hacer tras semejante y voluminoso despliegue de amenazas y medios militares, máxime cuando la respuesta de OTAN y USA ha sido la esperable, un claro niet a sus pretensiones sobre compromisos de Ucrania y OTAN absolutamente inaceptables. También era previsible la aplicación de medidas sancionadoras por parte de unos y otros que, éstas también, han resultado moderadas, como si los aplicantes de las mismas se reservasen para mayores disgustos y respuestas en el futuro.

De acuerdo con el juego diplomático deberíamos entrar ahora en una nueva fase que se superaría si Putin lanzase sus tropas más allá de la línea de confrontación entre Ucrania y los separatistas del Dombas; la línea asumida en los Acuerdos de Minsk de 2015 y ahora despreciados con su acción por Moscú. Esta fase deberá someterse en tiempo a las necesidades de los nuevos asentamientos de las fuerzas rusas y también al desarrollo de la necesaria inteligencia militar para el caso que se decidiese dar el salto al interior de Ucrania. Es un proceso necesario para las unidades ahora desplegadas en nuevas posiciones, y muy útil para los diplomáticos.

Todos en Occidente parecen tener ya preparados los sucesivos paquetes de sanciones en función de los sucesivos pasos que Putin vaya ejecutando, pero me llama la atención que no se contemple lo que creo que podría ser el mayor golpe político a las ambiciones rusas en relación con la entrada de Ucrania en la OTAN; y para ello sólo hay que mirar hacia el norte, hacia Finlandia.

Finlandia, parte de Suecia durante la mayor parte de su historia, se convirtió en gran ducado dependiente de Rusia en el siglo XIX, para alcanzar la independencia tras la Primera Guerra Mundial aprovechando el derecho de autodeterminación promovido por el presidente Wilson de los EEUU. Después mantuvo una dura contienda con la Rusia de Stalin que le costaría parte de su territorio pero no su independencia. Desde entonces desarrolla, tanto con lo que fue la antigua URSS como ahora con Rusia, una relación de ambigüedad que la lleva a entrar en la Unión Europea pero no en la OTAN, pese a repetidas manifestaciones de su libertad para solicitar su ingreso cuando lo estime oportuno. ¿Habrá llegado ahora el momento de solicitar el ingreso y dar una respuesta verdaderamente contundente a Putin?

Raúl Suevos

A 23 de febrero de 2022

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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