El espíritu numantino
Las guerras modernas suelen ser un escaparate de algunos de
los más novedosos logros de la ciencia y la tecnología moderna. En estos
últimos tiempos, por ejemplo, son los drones, vehículos aéreos no tripulados,
los que parecen ser las estrellas en los conflictos más recientes. Llegaron de
la mano de los fabricantes norteamericanos, casi siempre en cabeza de los
desarrollos en este campo, y ahora parecen estar a disposición de ejércitos más
modestos; lo vimos en Armenia, donde Azerbaiyán se llevó la victoria apoyándose
en ingenios turcos e israelíes. Estos días también parece que algunos de ellos
se despliegan en los cielos ucranianos.
Sin embargo, nada impresiona más a quienes observan un
conflicto bélico desde la distancia que un tipo de batalla que es casi tan
vieja como las edades del hombre, el asedio. Asedios bíblicos como el de Jericó,
asedios gigantescos como el de Stalingrado, asedios televisivos como el de
Sarajevo, asedios históricos como el de Julio Cesar en Alexia, o asedios
totales como el de Escipión en Numancia. Este último de imperecedera
trascendencia para nosotros pues aún hoy el adjetivo numantino sirve para
expresar que una resistencia puede alcanzar los últimos límites imaginables; y
hoy, de nuevo, es posible que estemos asistiendo al “espectáculo” de una
resistencia numantina en la capital de Ucrania.
El devenir de los acontecimientos, me parece a mí, nos ha
sorprendido profundamente. Nadie se esperaba esta ataque total por parte de
Vladimir Putin, evito conscientemente decir Rusia, pero es muy posible que
tampoco el mandatario ruso se esperase tal nivel de resistencia por parte
ucraniana, aunque tampoco es menor el nivel de ineficacia de sus propias
fuerzas y generales; una conjunción que ha dado al presidente Zelensky y su
gente unos días de margen que pueden resultar vitales al final.
A lo anterior hay que sumar el desastroso resultado
geopolítico que Putin está cosechando puesto que, si las sanciones económicas
eran esperables, la casi unanimidad en su aplicación es remarcable y, sobre
todo, las decisiones por parte de la Comisión europea o la tradicionalmente
neutral Suiza pueden calificarse como históricas. Muy pocos países han quedado
al margen y llama negativa y poderosamente la atención la tibieza de España en
este caso. Ye lo que hay.
Los habitantes de Kiev y Jarkov tienen por delante, con la
acumulación de fuerzas rusas y el previsible desencadenamiento de bombardeos
masivos, unas cuantas jornadas trágicas y terribles. Su sacrificio
es posible que a nosotros nos ayude a recordar el viejo lema latino de “si vis
pacem para bellum”, si quieres la paz prepara la guerra, y tal vez, solo tal
vez, nos decidamos a poner en pie una verdadera Defensa europea.
Raúl Suevos
A 1 de marzo de 2022
Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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