...Pero no tienen pudridero
Confieso mi sorpresa y desconcierto. No logro entender la
avalancha de grandes comunicadores desplazados a Londres, más que los que
acudieron a las faldas del volcán de La Palma, que fueron muchos, y sólo
encuentro justificación en el viejo aserto de McLuhan de que “el medio es el
mensaje”. Quizás esté ahí la explicación, en mostrarnos la importancia del propio
medio con ocasión de lo que ellos creen una gran oportunidad informativa, la
muerte de la monarca inglesa tras 70 años de reinado; un gran récord
indudablemente.
Más allá de la importancia informativa, me choca el ver y
escuchar a todo quisque que se considere
a sí mismo con cierto nivel social lanzándose a una competición por ver quien
tiene más elogios y alabanzas en la recamara para lanzarlos vía micrófono,
twitter o telegram, todo vale con tal de no quedarse cortos. Y a mí, tras el
desconcierto, en el caso nacional, hasta me cabrea.
Que el Rey acuda a la embajada a firmar en el libro de
condolencias pues como que va de suyo; es un gesto institucional obligado, pero
más allá de eso compruebo que a algunos parece habérseles ido la olla en la
gesticulación porque, explíquenme a mí que hacen Andalucía y Madrid decretando
días de luto por el fallecimiento. Quizás han leído que Fidel Castro decretó
tres días de luto por el deceso de Franco, no lo sé. Pero me inquieta.
Lo de la fraternidad con Marruecos es un dicho perenne en la
boca de nuestros políticos pero todo los españoles sabemos que no, que eso de
ahí abajo es otra cosa; y lo mismo pasa con los hijos de la Gran Bretaña,
que son los que con más ahínco trataron de joder a España desde tiempo
inmemorial. Los mismos que una vez tras otra, saltándose las resoluciones de
NNUU, dan largas con la devolución de Gibraltar, y no pierden oportunidad de
enviar a sus vástagos en viaje de novios, o lo que cuadre, con el simple
objetivo de recordarnos que ahí siguen. Todos hijos o nietos de la recién fallecida.
Ahora toca el funeral, que empieza creo en Edimburgo para
tocar la fibra de los escoceses y apaciguar las ansias del viejo reino, al que
acudirán jefes de gobierno de todo el mundo, porque, al fin y al cabo, servirá
para reforzar la imagen institucional de todos ellos a través del boato y la
solemnidad que los ingleses saben dar a estos eventos.
También ira nuestro Rey, perteneciente a una dinastía
borbónica mucho más populista, a veces populachera, que los renombrados y estirados Gotta-Coburgo, pero cabeza de un viejo reino donde nació el parlamentarismo en
el lejano siglo XII; tan viejo que, aunque casi siempre se nos mueran fuera de
casa, antes de nada los enviamos al pudridero.
Raúl Suevos
A 10 de septiembre de 2022
Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com
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