La vida es sueño
En mi plan de estudios, cuya paternidad ya no recuerdo, si es
que algún día llegue a conocerla, era uso común el aprendizaje por medio de ejercicios
memorísticos. Para la literatura, especialmente en lo tocante a la poesía, era
obligado el recitado de algunas piezas que, en algunos casos, se han quedado
enganchadas en el archivado profundo de nuestro particular y personal
computador.
Para la décima o espinela nos aplicábamos con una muestra
sacada de “la vida es sueño” de Calderón de la Barca. Aquella pieza del sabio
afamado, que no famoso, que recogía hierbas por el camino y que finalizaba con
aquello de: “…y cuando el rostro volvió,-halló la respuesta, viendo-que otro
sabio iba cogiendo-las hierbas que él arrojó”. Aún hoy puedo recitarla, como
otras de aquella época, tan memorística. Cosas de tiempos retrógrados, tiempos
de dictadura. Qué cosas.
Además de aprender la métrica y la rima con estos ejercicios,
algo de moralina también iba cayendo con la mayoría de los ejemplos que nos
hacían estudiar, como en el caso de las coplas del marqués de Santillana, “…esta
vida es el camino para…“que nos dejaban bien aplanados para a continuación
empezar con los ejercicios espirituales, en los que se esperaba que, sobre
todo, no diésemos demasiado la paliza a los curas y tutores encargados de
adoctrinarnos durante unos días. Todo bien planificado.
El caso es que todo esto viene a cuento de la noticia de que
casi medio centenar de balseros han llegado a Cuba. ¿no era de allí de donde partían?
Pues no, como en el caso del sabio recogedor de hierbas, siempre hay uno más
pobre que tú. Se trata de balseros haitianos, que también de allí la gente
trata de escapar, a los que las corrientes han arrojado a las playas de Cuba,
lugar de improbable mejora vital para estos desgraciados, a los que cabe
esperar que envíen de regreso a su miserable país, si bien, dado la precariedad
de la economía cubana, tampoco está claro con qué medio los repatriarán.
En Cuba el asunto del escape es diferente. Allí la gente
vende todo lo que tiene, casas con todo incluido, con tal de conseguir un
pasaporte, visado y billete, a donde sea, especialmente Centroamérica, Panamá,
para desde allí ponerse en manos de las mafias de “coyotes” para intentar
llegar a los USA, frontera que cuantifica una media de doscientos mil estos
últimos años.
En nuestro patio europeo, geográficamente hablando, tenemos a
Serbia como emisora de visados para cubanos, a dónde llegan vía aérea para, a
continuación y por cualquier medio, tratar de pasar a alguno de los vecinos
pertenecientes a la Unión, lo que les da la posibilidad de moverse en el
espacio Schengen, donde llevarán “una vida de sueño” en la precariedad de la
emigración ilegal, dura y difícil, pero siempre mejor que la miseria cubana. Ye
lo que hay.
Raúl Suevos
A 28 de diciembre de 2022
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