Autoestima y feminicidios

 

Hemos empezado mal el año, muy mal. La tacada inicial de feminicidios ha sido tremenda y da para estremecerse si se piensa que todo el año será así. Pero no, las series anualizadas que muestra la página del instituto de la mujer nos enseñan que la tendencia es a disminuir, aunque el 2022, cuyas cifras aún no están cargadas, se despida con 50, dos más que las de 2021. Demasiadas en todo caso.

El mundo de las cifras, o de las estadísticas si se prefiere, es frio, y no nos cuenta los dramas que existen tras esas tablas, aunque sí que nos dan una idea del esfuerzo nacional, de carácter político, social y cultural que sostiene una tendencia positiva como es la nuestra en los últimos años. En España hay clara conciencia ciudadana del problema, dolencia, o enfermedad social que representa, aunque no tengamos claro cuál es la solución.

En el cómo lo enfocamos, me temo, entra en juego nuestro tradicional problema de autoestima que nos lleva a pensar que somos inferiores a nuestros conciudadanos europeos. Y, en el caso que nos ocupa, la falta de información sobre lo que sucede al otro lado de los Pirineos hace que nos regodeemos en nuestra autoflagelación. Y allí suceden cosas, aunque no se sepa.

En Francia, donde incluso tienen un observatorio del feminicidio, han acabado el 2022 con 110 mujeres asesinadas, si bien sólo computan aquellas a manos de pareja o ex. Si nos vamos a Italia encontramos la cifra de 114 para el año 2021, aunque allí sólo cuentan aquellas masacradas en el ámbito familiar-afectivo, es decir que aquellas que caen, por poner un ejemplo, a la salida de la disco, se quedan fuera de cómputo. En la caso alemán el asunto se complica pues la ley impide hacer un seguimiento claro y lo más aproximado son los informes policiales federales que se circunscriben también al ámbito familiar-afectivo y dan para el año 2020, último publicado, la cifra de 139. Y 111 fueron las británicas ultimadas en el Reino Unido, también con restrictivo sistema de conteo.

A golpe de vista simple, tras dar una ojeada a las cifras de población, y redondeando los datos groseramente, me sale que en España, en medio de la vorágine política que ha hecho bandera de la violencia de género, tenemos un feminicidio por millón de habitantes, mientras que nuestros vecinos, con recuentos más laxos, alcanzan o se acercan a los dos feminicidios por millón.

¿No sería tiempo de mejorar nuestra autoestima y gritar que somos campeones europeos en la protección de la mujer en lugar de tirarnos ceniza encima y arrancarnos los cabellos? No decaen las cifras de trasplantes de todo tipo de órganos, en lo que somos campeones mundiales desde hace años, y de lo que nos sentimos orgullosos año tras año.

Que las banderas políticas no nos impidan ver lo que somos.

Raúl Suevos

A 11 de enero de 2023

Traducción en bable en abellugunelcamin.blogspot.com

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