Campaña electoral en Cuba
Se habla poco últimamente de la Perla del Caribe. Supongo que
es lo natural dadas las actuales circunstancias del mundo, en el que mírese a
donde se mire uno se encuentra con mil historias truculentas o simplemente
atractivas periodísticamente como para prestar atención a esa prisión naval
varada en entre mar y océano. Y no, no estoy pensando en la prisión de
Guantánamo, que también, sino en la entera isla de Cuba, una de las mayores
cárceles del mundo, que aún las hay mayores.
En el continente americano hay una mina de noticias
inagotable que no deja pasar ni un día sin darnos nuestra ración de teletipos
aunque, como siempre ha sucedido, no es el mundo hispano el que marca la
importancia de la noticia diaria. Sólo tenemos que ver el vodevil del globo,
atmosférico en mi opinión, llegado, vientos mediante, a las tierras yanquis
desde la temible (¿) China. Una tensión entre potencias peligrosísima para el
mundo, dicen, aunque nada está claro, salvo el límpido cielo del oeste en
Montana, como en las pelis. Ye lo que hay.
Que Costa Rica, antes el espejo en el que se miraba toda Hispanoamérica,
pase a liderar en brevísimo tiempo las estadísticas de asesinatos mundiales,
convirtiendo al Salvador de Bukele en paradigma del control securitario, apenas
interesa a los medios. Tampoco la negativa de los gobiernos “progresistas”,
Brasil, Méjico, Argentina y Colombia a seguir el “consejo” yanqui para pasar material
militar de origen ruso a Ucrania, a cambio de otro norteamericano, ha tenido
gran reflejo en los medios de comunicación. Al platu vendrás aberyu.
Quizás los incendios chilenos, en esta ocasión sin
intervención de las organizaciones mapuches, sean los más visualizados,
especialmente para nosotros con el rápido envío de un contingente UME. Pero más
allá de esto poco vamos a encontrar, y aún menos si de lo que se trata es de la
permanente emigración hacia el Norte desde Iberoamérica y, especialmente en los
últimos tiempos, Cuba. Es la historia de siempre, un asunto cansino.
Ahora llega el periodo previo a las votaciones confirmatorias
para la Asamblea Nacional cubana. No se puede hablar de elecciones en ese
proceso, y mucho menos calificarlo como democrático, aunque aún quedan
progresistas de salón que se refieren a aquello como algo ejemplar. Y en cierto
modo lo es, un ejemplo de sistema dictatorial de larga duración. Sesenta y
cuatro años actualmente.
Volverán a votar a Raúl Castro. Confirmarlo con un 99% de
votos, como siempre. En unas listas formadas por las organizaciones de base, el
Partido Comunista cubano en cabeza. Con profusión de los viejísimos mastodontes
del Ejército cubano. Y con varios millones de cubanos en la diáspora esperando
por la muerte del dictador mientras envían sus remesas mensuales para sostener
a su familia, e indirectamente al régimen.
Patria y vida.
Raúl Suevos
A 6 de febrero de 2023
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