Aldous Huxley y la Obregón

 

Ha sido la noticia de la semana, muy por encima de otros elementos del actual fragor político, en plena precampaña electoral. Y es que la hija de Ana Obregón, que pudiera parecer pasto para prensa rosa, pronto, casi inmediatamente, saltó al ruedo político por aquello de la maternidad subrogada y la ley de reproducción humana asistida que rige, se supone, estos asuntos en España desde el 2006.

En muchos casos los exquisitos, porque en estos temas que tocan asuntos teóricamente profundos siempre hay personal que se pone exquisito, incidían en el bienestar futuro de la neonata y dudaban del mismo teniendo en cuenta la avanzada edad de la parturienta, perdón, de la madre legal. Otros parecían centrarse en lo beneficiosa que sería la niña para la estabilidad mental de la famosa actriz, que recién ha perdido a su único hijo.

El asunto pronto pasó a ser pelota para jugar en el patio de las Cortés y así asistimos al posicionamiento de los principales partidos políticos, con algún movimiento sorpresivo sobre las declaraciones anteriores, y, recuerdo de hemeroteca sobre las antiguas manifestaciones de unos y otros, pues en este tema ha habido cambios o evolución a lo largo del tiempo; y lo que te rondaré…

Cabría añadir que en toda la trifulca, todos sin excepción, dejaban clara su preocupación por el bienestar del bebé; el bien a proteger por encima de todo lo demás. Y miren ustedes, a mi casi todo me sonaba a un estudiado ejercicio de hipocresía, pues todos saben, políticos y comentaristas, que eso de la maternidad subrogada es terreno en el que solamente desde una desahogada posición económica -500 millones de dólares factura anualmente Florida- se puede uno embarcar. También que el número de casos aumenta sin cesar, a la par que se estanca o disminuye el de adopciones –el bienestar de esos niños debe ser menos importante- y que, el tiempo lo confirmará, dentro de poco, además del vientre de alquiler, podrá encargarse el color de pelo y de los ojos, amén de descartar un buen número de enfermedades, como Aldous Huxley proféticamente describiera en su actualísimo “Mundo Feliz”. Ye lo que hay.

Curiosamente, en toda esta historia, unos y otros han sabido deslizarse sin apenas rozar, pese a las apelaciones al bienestar del neonato, el asunto del aborto. Un tema en el que los derechos del nasciturus desaparecen ante la suprema voluntad de la mujer a disponer de su cuerpo; derecho superior a todo lo demás en este caso. Y qué quieren que les diga, a mí como que me chirría todo un poco, salvo que lo que verdaderamente prevalezca sea nuestro afán por llegar a ese mundo que Huxley nos describía.     

Raúl Suevos

A 30 de marzo de 2023

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com


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