Creciendo a la rusa
La invasión de Ucrania, de la que el pasado febrero se
cumplieron dos años, va encaminándose hacia el peor de los pronósticos, el
enquistamiento, es decir, una guerra de atrición prolongada en la que ninguno
de los contendientes es capaz de derrotar al adversario pero, por el camino,
produce una destrucción ingente, que en el caso del agredido, Ucrania, deja
laminadas las infraestructuras del país.
En el lado ruso, a salvo por el momento de los bombardeos
contra instalaciones civiles de todo tipo, gracias a que los ucranianos se
ciñen a estructuras militares o energéticas, por decisión propia y por el veto
de algunos países suministradores al empleo de sus armas sobre territorio ruso,
las cosas no es que vayan muy bien, y esta semana ya han sobrepasado el medio
millón de bajas de combate, es decir, muertos y heridos, según cifras de
Ucrania, que sí, estarán infladas, pero aún así son horripilantes.
La situación descrita parece contradictoria con el hecho de
que la economía rusa vaya como un cohete que diría nuestro presidente, el
doctor Sánchez; y es que el PIB crece aún más que el de España, que según el
antedicho, aunque no sea cierto, es la que más creció en la Unión, y así
seguirá el año próximo, que tampoco.
Pero en realidad no hay contradicción; el señor Putin ha
puesto a su país en modo economía de guerra, es decir, el grueso de los
recursos va a alimentar el ministerio de defensa y la industria anexa. Las
reservas del país, engordadas previsoramente durante años por Putin, se están
inyectando en esa economía, también los ingresos de las ventas de productos
energéticos, principalmente a China e India. Toda la producción se dirige a
fabricar material de guerra, para que sea destruido en los campos ucranianos.
También gran parte de la población masculina en edad
productiva va al matadero ucraniano, dejando enormes huecos sin cubrir en el
tejido productivo ruso. Pero ellos también producen PIB, especialmente en las
regiones más pobres, zonas fértiles para el reclutamiento, que ven ahora llegar
las pagas de inutilidad física a unos, y de viudedad a otras, generando un
espejismo de esplendor económico en esos lares. Pan para hoy…
Toda esa realidad trágica lleva en volandas el PIB ruso, un
poco como el nuestro, que, afortunadamente, está lejos de la guerra, pero que, con
un turismo pujante y alimentado por los fondos de la UE, unos a fondo perdido y
otros a devolver con interés nulo, permiten a nuestro gobierno dopar la
economía con todo tipo de subsidios, aunque haga falta también generar deuda
pública adicional, que ya pagarán nuestros hijos, o los nietos.
Crecemos, en cierto modo, a la rusa, ye lo que hay.
Raúl Suevos
A 1 de junio de 2024
Comments
Post a Comment