Ataque a Irán, respiro para Ucrania
Aún humean los restos de las instalaciones iraníes que han
sido objetivos del reciente ataque aéreo de las fuerzas armadas israelíes, y ya
se pueden sacar unas cuantas conclusiones sobre los porqués, los cómo y los
cuándo, y, en general, nos llevan a afirmar que todo, o casi todo, entra dentro
del guión general de la actual ola de tensión desencadenada en Oriente Medio a
partir del macro atentado terrorista llevado a cabo por Hamás el 7 de octubre
de 2023.
Las tres preguntas giran, aunque para algunos no sea
evidente, en torno al hecho de que en una semana larga tenemos elecciones en
los Estados Unidos, donde se elegirá a un nuevo Cesar que impondrá la mayoría
de sus criterios sobre todo el mundo, y, si sale cara, quedarán dos meses
escasos para tratar de solucionar algunos problemas antes de que Calígula y su
caballo entren en el Capitolio; y si sale cruz, es posible que el señor Blinken
cuente con más tiempo para reconducir, de forma controlada, el actual cisco
mundial.
En todo caso, el reciente ataque, según todos los indicios,
contaba con el visto bueno, no sólo de Washington, sino también de Pekín, y,
quien había de recibir la bofetada, Irán, fue alertado con tiempo suficiente,
que ésta impactaría en la mejilla derecha ¿o era la izquierda? Lo mismo da, se
trataba de evitar muertos, y, por supuesto, de no tocar, de acuerdo con las
instrucciones yanquis, ni el nuclear –por ahora- ni el petróleo.
Han sido las defensas aéreas las más perjudicadas, lo que
dejaría la puerta abierta para el caso de que en el futuro próximo se haga
necesario golpear de nuevo, pero también gran parte de las instalaciones donde
Irán fabrica las distintas gamas de misiles y drones con los que ha golpeado a
Israel, y que viene suministrando desde hace años a Hezbolah y Hamás, lo que,
se supone, incidirá directamente en el número de ataques que recibe Israel.
Y es aquí donde llega el beneficio para el pueblo ucraniano,
que conviene no olvidar que lleva dos años sufriendo los ataques
indiscriminados, o mejor sería decir seleccionados, contra sus hospitales,
escuelas y zonas residenciales, sin que por cierto, se haga la cobertura
mediática de los ataques israelíes en Gaza y Líbano. Un beneficio marcado por
el posible corte del flujo logístico de drones y misiles iraníes de los últimos
tiempos, que con la destrucción provocada por Netanyahu verán mermada su producción
durante algunos meses.
Es un buen día para Occidente. El eje del caos formado por
Rusia, Corea del Norte, Irán y China debe ser nuestra preocupación y temor,
aunque algunos no quieran verlo.
Raúl Suevos
27 de octubre de 2024
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