La nueva doctrina norteamericana
Esta hirviendo la olla de la Defensa Europea; y es que, desde la Invasión de Ucrania, así con mayúsculas, todo parece haber cambiado para nosotros, los europeos. Es como si Putin nos hubiese recordado que “el Mundo feliz” de Huxley no era más que una ficción, y el nuestro también. Y no hemos reaccionado mal del todo, no; quizás por la cercanía pero, por primera vez, Europa parece haberse despertado de la dulce somnolencia que producen las digestiones pesadas; como si alguien le hubiese dado una colleja en medio de la siesta. Ye lo que hay.
Las sanciones a Rusia y el apoyo, con mayor o menor energía según los casos individuales, de Europa y la mayor parte de sus componentes, supone un rayo de esperanza en un futuro que, por definición incierto, parece presentarse con más nubarrones de los que nos gustaría. Y es que nos vamos quedando atrás en casi todo, salvo en los avances sociales, que si no cuidamos el resto, desaparecerán, y de forma abrupta posiblemente.
La movida de la Inteligencia Artificial, en la que Europa no pinta nada, es una muestra, pero el terremoto Trump en la Geopolítica y la Defensa supondrá un parteaguas para todos nosotros, porque más allá del aparente fantoche nombrado para el Ministerio de Defensa, presentador televisivo, borracho y depredador sexual, pero con experiencia de combate, el resto de nombramientos tienen una indudable enjundia, empezando por Michael Waltz, el Consejero Nacional de seguridad, congresista definido como un halcón respecto a China, y coronel con un pasado como boina verde con múltiple experiencia de combate, Afganistán, Oriente Medio, etc. y diversas condecoraciones.
Por dónde irán los tiros, permitaseme la ironía, se puede intuir en un libro de 2021, The Strategy of Denial, de Elbridge A. Colby, quien será, tras examen del Senado, el nuevo Secretario de política de Defensa, y llega con extenso currículo en estas lides, las de la dirección política de la Defensa USA. Y en esa estrategia se define la voluntad de cerrar el paso, “Denial”, a China en su área regional, es decir, en el Pacífico oriental, con una actitud beligerante, más allá de la disuasiva que ya Obama pusiera en marcha. Y tiene implicaciones.
Eso cuesta dinero, porque hay que potenciar la Marina y el Aire, en detrimento del Ejército, que verá reducir su dimensión y medios, especialmente en Europa, donde se espera que los Aliados, OTAN, Europa, pongan su parte; ese 5% PIB que señala el ogro anaranjado. Algo que no parece perturbar a nuestro presidente, que promete el 2% para el 2029. Tenemos un problema.
China es ya el enemigo de Washington, y cualquier veleidad de acercamiento a ella la pagaremos. Conviene que tomemos nota del aprendizaje que Gustavo Petro nos ha brindado.
Raúl Suevos
A 29 de enero de 2025
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