Montados en el cohete...como los rusos

 

Es nuestro presidente de gobierno muy dado a las frases lapidarias, tanto que hasta suele regodearse en ellas, y se escucha a sí mismo, sobre todo en el púlpito del Congreso de diputados. Alguno de sus seguidores, o adversarios, hasta podría pensar, en términos organo-sexuales, que se lo pone “oronda” cuando suelta alguno de sus latiguillos al jefe de la oposición, su némesis electoral aunque no coseche resultados tangibles en lo que a gobernar toca.

Últimamente anda con aquello de que España marcha como un cohete, mostrando, una vez más, sus escasísimos conocimientos de la cosa militar, quizás porque, quitando la mili de enchufado que me cuentan hizo, nunca ha mostrado interés; al contrario, su actitud se acerca más a la del desprecio, como su colega de cargo, que no de poder, Donald Trump.

Va lo del cohete porque es este un ingenio bélico que, al contrario del misil, no cuenta con guía, es decir, se lanza, y después irá a caer más o menos donde le pete; no como su colega de superior categoría que, por diferentes medios, puede ir hacia un objetivo a miles de kilómetros con un error mínimo. Y de unos y otros tenemos ejemplos diariamente en las martirizadas tierras y ciudades ucranianas.

El cohete ruso, el de la economía, va, aparentemente muy bien, con un PIB en 2024 del 4.10%, muy superior al que nuestro Pedro del alma presume, pero detrás de ello se esconden las primas de enganche que se pagan a los incautos que se alistan al ejército ruso para morir en Ucrania, y las primas que reciben las viudas, o los lisiados de por vida; sin tener en cuenta los millares de cadáveres que se dejan sin recoger para así, bajo el subterfugio del desaparecido en combate, ahorrarse la prima a sus familias.

Eso es dinero que entra al tejido económico, como las ingentes inversiones estatales en la industria de defensa; mientras se disparan los salarios, porque entre los muertos y los huidos, falta mano de obra; y al tiempo, se dispara la inflación, 21%, mucha demanda/poca oferta. Un espectáculo dantesco, sobre todo para el futuro del país; pero a Vladimir no parece importarle, o ya no tiene vía de escape.

Aquí no hay guerra, pero nuestro cohete lo alimenta una deuda demencial, que pagarán ya nuestros nietos; unas cifras de paro fantomáticas, especialmente en lo que toca a los fijos discontinuos, y un empleo sustentado en el gubernamental; una corrupción rampante, como muestran los estudios internacionales; y los primeros de Europa en consumo de opiáceos y ansiolíticos. Hay más; será otro día, y vendrá de la mano de lo que decida Trump. Ye lo que hay.

Raúl Suevos

A 12 de enero de 2025

Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com


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