De Hendaya a la Casa Blanca
Mientras escuchaba el duelo verbal, en inglés, no podía evitar recordar alguna “negociación” en la que yo participaba en calidad de persona principal, o las más de las veces como apoyo a la interpretación a mi jefe. Eran situaciones agotadoras, porque el hablar en un idioma que no es el tuyo siempre lo es, especialmente si no eres bilingüe y tu dominio de esa lengua es precario. Ni que decir tiene que el temor a equivocarte, a haber entendido mal una expresión, un giro, una idea, es un añadido agobiante que te martiriza interiormente, y que exige una especial templanza.
En la conquista del Imperio azteca doña Marina, la Malinche, alcanzó gloria universal y parece imposible no otorgarle gran parte de la responsabilidad en los éxitos de Hernán Cortés. Ella daba a su jefe la imagen de la realidad que subyacía detrás de las palabras de sus oponentes, y a la vez el tiempo para pensar la respuesta más adecuada a sus intereses. Algo, ese tiempo tan importante para morderse la lengua y meditar la respuesta, con el que el general Franco contó en Hendaya en su famoso encuentro con Adolph Hitler.
Cuentan que el líder nazi comentó al finalizar que prefería una cita con su dentista antes que volver a reunirse con Franco. También dicen que el Caudillo mostró un amplio repertorio de buenas maneras, agradecimientos, adulaciones…y negativas a las principales propuestas nazis, lo que mantendría a España alejada de los combates de la Segunda Guerra Mundial.
Ayer a Zelensky le habían preparado una encerrona similar. La escena del Despacho oval es lo que era, y, en torno al presidente ucraniano, por sus actitudes, hasta los periodistas parecían decididos a despedazar a la víctima propiciatoria que representaba el hombre del jersey de combate. ¡qué horror¡ ¡qué aquelarre diplomático¡
Lo que vimos ayer en las pantallas de televisión será recordado durante mucho tiempo, el liderazgo moral que los Estados Unidos han reivindicado durante los últimos ochenta años se ha desmoronado hecho pedazos gracias a Trump y Vance ¡qué falta de altura y estilo¡ sólo queda el poder del Imperio, sólo la soberbia de un autócrata que se sabe el más poderoso del mundo, y al que un humilde dirigente de una nación invadida y bajo asedio de otro prepotente durante tres años, con miles de vidas de sus conciudadanos perdidas, y con la conciencia de haber sido engañados y abandonados desde que firmaron el Acuerdo de Budapest en 1994 y entregaron a Rusia sus cabezas nucleares, trató de parar los pies.
Las mentiras de Trump alcanzan el nivel de neolengua orwelliana, pero lo de ayer, como siempre, será juzgado en función de las simpatías políticas de cada uno. Yo estoy con Zelensky, que ahora sólo cuenta con un plazo limitado directamente relacionado con los niveles de munición que mantenga en sus arsenales, y al que, más que nunca, Europa debe apoyar hasta la extenuación, salvo que aceptemos nuestro papel de vasallos sin derechos respecto al Imperio.
Raúl Suevos
A 1 de marzo de 2025
Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com
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