Bien por Barbón, y bien por Ayuso

 

Entre las disfuncionalidades de nuestro sistema político encontramos al Senado en primera línea. Una institución, según el derecho comparado, que cumple con el objetivo de dar una segunda lectura, desde la madurez teórica, a la legislación producida en la primera cámara, el Congreso; y también da representación regional, o estatal en su caso, a las distintas sensibilidades geográficas del país. Es decir, misiones que no se dan en nuestro caso, y que dejan al Senado, según algunos, sin razón de su existencia. Ye lo que hay.

El teatral encuentro de la semana pasada en Pedralbes se inscribía en la conocida como Conferencia de presidentes. Un foro inventado por el presidente Zapatero, necesitado del apoyo de fuerzas nacionalistas –como para nuestra desgracia suele ocurrirle a todos los presidentes de gobierno- y que desde su creación no ha producido ningún resultado digno de pasar a la historia, ni siquiera a la pequeña.

En esta última oportunidad, como en las anteriores, no se esperaba alcanzar ningún acuerdo, como así ocurrió, pero, dentro del ambiente de general cesión que caracteriza la gobernanza del doctor Sánchez, se decidió dar entrada al uso de las lenguas cooficiales, que no oficiales como algunos pretenden hacer creer. Y es que sólo el español es oficial en todo el territorio de la nación.

Llegados ahí, el ajuntamiento de los presidentes venía precedido de negros nubarrones en medio de una situación política bastante tensa, en la que cada semana es escenario de alguna noticia aún más sorprendente y pavorosa que la anterior, lo que hacía presagiar, una vez más, una ausencia total de resultados. Como así fue.

En la parte vistosa, aquella que tiene como fin enviar mensajes a la parroquia de cada uno, los presidentes de Cataluña y País Vasco, obligaron a sus compañeros a hacer uso de los famosos pinganillos proveedores de traducción simultánea, a excepción de la señora Ayuso, que, como previamente avisara, se ausentó de la sala, y por parte del resto de representantes con lengua tradicional, que no propia, hubo una breve salutación inicial en sus lenguas respectivas.

Ahí es donde  nuestro Barbón sacó pecho con unas palabras en la Llingua, olvidando los muchos años que los socialistas, también él, han dejado de lado la Ley de Uso, a la que han ninguneado, y sobre la que ahora, por necesidades numéricas en la Junta, quieren saltar hacia la cooficialidad. Bien en todo caso esa pequeña pincelada.

Y bien la señora Ayuso que nos recuerda que la Constitución nos dice que los españoles tienen el deber y el derecho de conocer el español, y que usar pinganillos en tal reunión no es más que una interesada, para algunos, patochada.

Raúl Suevos

A 9 de junio de 2025

Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com


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