La pierna de Santa Ana
Es quizás la más famosa de la historia de Méjico, la del general don Antonio López de Santa Ana, amputada por un cañonazo francés en 1838 durante la breve Guerra de los pasteles, primera intervención francesa en el país y ejemplo de lo que luego los yanquis llevarían al nivel superlativo con su Diplomacia de las cañoneras, que durante años sufrieron los iberoamericanos.
El tal Santa Ana, demonizado convenientemente en la hollywoodiense “El Álamo”, fue peor que una plaga de langostas para su país, aunque sus posibles recambios no eran mucho mejores, pero a su pierna le hicieron un funeral de estado en Veracruz, escenario de los hechos, y luego, ya presidente, un mausoleo en Méjico capital, para más tarde, con ocasión de un motín capitalino, arrasarlo y quemar los restos.
Aquí en España somos más comedidos con los fastos perniles, aunque no menos dadivosos, pues a Eduardo Madina, el último resentido, en boca del orangután oficial de nuestro gobierno, le solmenaron un millón de euros por la suya, arrebatada por una bomba lapa de ETA, está sí, no como la del capitán Bonilla, en lo que constituyó la mayor indemnización pagada por el terrorismo de la banda. Aunque no quiero pensar que su estatus en el organigrama socialista, como el del general Santa Ana, tuviera algo que ver.
Al general García Frías, tiroteado en el Cuartel de Loyola de San Sebastián durante su alocución en una Jura de Bandera, ni siquiera lo incluyeron en la lista de víctimas, mucho menos indemnizarlo, tampoco lo hubiera aceptado. Años después, observando con atención, podía verse, en la pernera de su pantalón de uniforme, el repaso que su mujer le había hecho al orificio de la bala para seguir tirando. Ye lo que hay.
De Madina, y de su pierna, es posible que sigamos oyendo hablar, pues algunos lo ven como el auténtico tapado para el periodo postsanchista, dado que a Page tanta luz podría llegar a chamuscarlo. Su salida a los medios, tras la aparición de la última fontanera, así parece anunciarlo, pues el doctor Sánchez ha eliminado, salvo al manchego, toda cabeza pensante en su partido, y el émulo de Santa Ana, con perfil bajísimo estos últimos años, vuelve referenciándose a Zapatero y Rubalcaba, quizás pensando que el populacho votante y militante tiene memoria corta, y ya no recuerdan con exactitud qué es lo que representan estos dos adalides del Relato, que aquí consigno con mayúsculas pues ellos fueron virtuosos en su manipulación.
Habrá un después, de eso no hay duda, y no tengo yo claro que el fénix socialista, laminado en su estructura interna, tenga los recursos para volver a ser una oferta creíble para la mayoría de españoles. O sí.
Raúl Suevos
A 7 de junio de 2025
Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com
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