Ucrania bombardea credibilidad de los USA
Esta semana, creo, se va a caracterizar por los diversos y múltiples análisis de la operación, ésta sí que especial, que los ucranianos han llevado a cabo en la profunda Siberia, y que ha supuesto la destrucción de un tercio de la flota de bombarderos estratégicos, que es lo mismo que decir nucleares, del ejército ruso. Con un costo económico, seguramente inferior al del prestigio, de varios miles de millones de dólares para el presupuesto de Vladimir Putin. Ye lo que hay.
Si de un lado cabe hablar de la eficiencia de los servicios secretos ucranianos, responsables de la operación, del otro es preciso resaltar la precariedad de todo el aparato ruso; en todos los órdenes, no sólo el militar. Y es que los sistemas corruptos es lo que tienen, se basan en la apariencia y, siempre, por debajo muestran unas costuras que apenas resisten un mínimo tirón. Es lo que empieza a suceder con el imperio putinesco. Veremos cuanto aguanta.
La guerra convencional, la que supuestamente se desarrolla en Ucrania, sólo lo fue, convencional, durante los primeros días. Después, las gentes de Zelensky, se apoyaron en los entonces famosos drones Barayktar, de factura turca y que habían dado unos meses antes una victoria aplastante a los azeries sobre los armenios. Hoy la realidad nos dice que los más importantes fabricantes mundiales ponen a disposición de los ucranianos sus prototipos para ser chequeados en el combate que mantienen ante los rusos. Quien no está allí no representa nada en esta área de la tecnología militar. Los rusos, una vez más, lo han comprobado en Siberia.
Allí, en el lejano Oriente, ha habido otro damnificado, y este ha sido el prestigio de los norteamericanos, que han visto como una operación de tamaño calibre se ha llevado a cabo sin decirles una palabra previamente, algo impensable no hace mucho. Y es que, desde que en los primeros días de la invasión Zelensky contestó al ofrecimiento de Biden aquello de “no me pongas un avión, dame munición”, la confianza de los actuales cosacos zaporogos no ha hecho más que decrecer, tocando fondo, o quizás no, con la actual administración de Trump, todos ellos regodeándose en el acoso a Zelensky en aquella memorable y repugnante encerrona en el Despacho oval de Washington.
Ahora debemos estar preparados para las amenazas nucleares de un cada día más arrinconado Putin, al que no le queda más esperanza que una salida inesperada del zopenco Trump, cortando el suministro de inteligencia y armamento a Ucrania; a lo que Europa debería responder como Fuenteovejuna, todos a una, si no quiere ver cómo, ella también, pierde el poco crédito que le queda. Atentos.
Raúl Suevos
A 2 de junio de 2025
Traducción en llinga asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com
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