Los tesoros de la Caja

 

No es Nicanor Piñole el rey del verde asturiano. Hay otros pintores que también lo han trabajado, y con notable éxito, pero como para gustos existen los colores, y en este caso el dicho se adapta maravillosamente a la situación, a mi es el gijonés el que más y mejor logra conmoverme. Quizás porque, además del tono tristón y húmedo que sus paisajes parecen rezumar, trabaja también unas escenas costumbristas que nos llevan directamente a aquellas épocas que hoy parecen tan lejanas.

El Museo Piñole es para mí cita obligada cada cierto tiempo, y este verano, con la exposición temporal de los fondos de la colección del Banco Sabadell, heredados de aquel carbayón Banco Herrero, del que sólo queda, parcialmente el nombre y, sobre todo, el fabuloso edificio de Manuel del Busto en la calle Fruela de Oviedo, era una visita más que justificada, aunque, sorpresivamente, me encontré solo en sus salas.

Y mereció la pena, aunque sólo fuese por ver esa familia “camino del Cristo” que encuadra de nuevo el paisaje de Prendes y la costa entre Peñas y Candás, con una madre solícita, de manos grandes y curtidas, que llama poderosamente la atención del visitante. Pero fue la “romería” la que me atrajo especialmente, por un detalle en concreto, el paisaje de fondo, que parece difuminarse con los sucesivos horizontes y que me lleva a recordar el fondo que Da Vinci le da a la Gioconda, aunque no tengo ni idea sobre si existe alguna relación en el proceso creativo de Piñole. 

Camino ya de casa me asaltó el proceso de la divagación sobre lo visto, y sobre lo que no veremos, me temo. Y es que, el hecho de que una institución privada como el Sabadell-Herrero ponga a disposición la pequeña parte de su colección que corresponde a la obra de Piñole está muy bien, pero, según creo recordar, Masaveu aparte, era la de la Caja de Ahorros de Asturias la más importante, aunque esto es sólo intuición, pues no me consta que al tiempo de su desaparición se hiciese inventario de sus fondos; tampoco cuando estos pasaron a ser los de Liberbank, y, que yo sepa, mucho menos cuando la dirección y gestión de lo que queda o quedaba pasó a residenciarse en la pujante Málaga bajo el nombre de Unicaja; lo que nos deja huérfanos, o ignaros al menos de parte de nuestras raíces culturales. Ye lo que hay.

La decadencia de nuestra región se trasluce principalmente en nuestra mansedumbre como sujetos políticos y lo que elegimos, lo que lleva al actual estado de postración económica y social, que sólo los que no quieren ver pueden negar o aceptar resignadamente.

Raúl Suevos

A 20 de julio de 2025

Traducción en asturianu en abellugunelcamin.blogspot.com 


Comments

Popular posts from this blog

El general Gan, una novedad a la italiana

¡ De aquí no se mueve ni dios¡

Se ha ido el Chío