Entre patinetes y sillas de playa
Los veranos de la villa de Jovino suelen venir marcados por algún acontecimiento o discusión social que quedan como un hito que ayuda a recordar la temporada pasados unos años. Estos últimos vinieron señalados por la discusión de ida y vuelta en torno a la desaparición de la Feria taurina llevada a cabo por la anterior corporación, algo que la actual, de diferente signo político y, por lo que se ve, diversa sensibilidad respecto al asunto, se ha encargado de subsanar con su reposición y, además, con unos carteles que parecen arrastrar mayor gentío del que asistía previamente. Con todo y con ello, los antitaurínos seguirán manifestándose, haciendo uso de su derecho.
Podríamos hablar también del gentío, entendido éste como la reunión y movimiento del personal a casi todas las horas del día, también, en algún momento y zona, de la noche, como los entornos concertiles, la Fería de muestras, o nuestras playas urbanas, con la sablera de San Lorenzo a la cabeza. Pero es en los pequeños detalles en donde a mí me gusta buscar el mensaje social o, al menos, descubrir hacia donde se mueve el sentimiento y mentalidad de los gijoneses.
Ayer, mientras buscaba el Parchís, Muro adelante, casi a la altura de la Escalerona, un par de niñas llamó mi atención, poco más de un metro, quizás diez años, ambas vestiditas un poco a la antigua, como para hacerme recordar a la muñequita con su camisita y su canesú, si no fuera porque iban por el carril bici, cada una montada en un patinete que, por la velocidad creí eléctrico, pero viéndolas empujar con la pierna pronto me informaron que no era así. En nada las perdí de vista, y, mientras proseguía mi camino, no pude menos que pensar que tal vez en unos años, no muchos, las encontraría ya creciditas y camufladas entre muchos centímetros cuadrados de tatuajes, con al menos un brazo en oscuro total, como se puede observar en cualquier esquina. Es la evolución del hoy, que enseguida se convierte en mañana, y el pasado mañana dirá si ha sido buena o no.
Más allá, ya tirando por Cabrales, me cruce con una señora, la abuela creo, acompañada de una niña de edad parecida a aquellas del patinete, y su visión me reconfortó, pues ambas portaban, camino del arenal, su sillita de playa, de talla adaptada la de la niña, aparentemente, y a mí me parecieron ambas visiones igual de positivas, la de la modernidad, suponiendo que los patinetes lo sean, y la tradición de las mujeres playeras de Gijón, siempre a cuestas con esa silla plegable; salvo si las lleva el marido. Ye lo que hay.
Raúl Suevos
A 7 de agosto de 2025
Traducción en asturianu en abellugunelcamin.blogspot.com
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