Es la hora de Europa

 

Allá por el lejano 1991, el entonces ministro de Exteriores belga, señor Eyskens, se despachó con una frase, hoy célebre, para definir lo que era la Unión Europea de la época, “Un gigante económico, un enano político, y un gusano militar”, y hoy, pasados treinta y cinco años, podemos observar que, en el fondo, la situación, lejos de mejorar, ha empeorado ostensiblemente.

En lo económico, por más que los dirigentes europeos, también los nacionales como nuestro doctor Sánchez, nos llenen la cabeza de macrodatos, como ese maravilloso PIB, que ni en Europa ni en España logra ocultar la realidad de una vida con más penuria  para la ciudadanía, lo cierto es que Europa, no alcanza a tutear a sus dos grandes competidores, la China de Xi Jinping y los EEUU de Trump, como la reciente bajada de falda de la señora Von der Leyen en Escocia nos mostró con claridad, aceptando unos términos impuestos por el ogro anaranjado, que aparte de lesivos ni siquiera aportan la certeza de durabilidad. Y sin saber cómo imponer reglas aceptables a la masiva importación de productos chinos que acaban con el tejido comercial europeo ¿Gigante económico?

En lo militar hemos tocado a arrebato, y todos nos hemos puesto a correr tras el toque de corneta de Trump, poniendo en evidencia que nada se había hecho tras su aparatosa y amenazante primera presidencia, y tampoco después de que el nuevo Stalin ruso invadiera, tras su primera andanada en el 2014, la entera Ucrania hace tres años. Todo ha sido, de la mano del dubitativo Biden, un tímido meter sólo la puntita, sin llegar nunca al final deseado, la construcción de una real y creíble defensa europea, en el formato que sea. Ahora, todo son prisas y proyectos armamentísticos con fondos europeos, que en muchos casos no serán eficaces pero enriquecerán a algunos. Gusano militar.

En lo político es donde el próximo día 15, en Alaska, con la reunión entre los autócratas ruso y yanqui, se verán las pobres costuras del gusano europeo. Una reunión en la que, dicen, Trump entregará el botín al malvado de la película de terror, como ya hiciera en su malhadado pacto con los Talibanes afganos, y la sacrificada gente ucraniana será abandonada inmisericordemente a su suerte, sin ninguna penalidad para el invasor ¡Viva la Carta de Naciones Unidas¡ y viva también ese enano político que es la Unión Europea.

Tiene que reaccionar Europa. Como Fuenteovejuna, todos a una. De lo contrario, ese aserto del señor Eykens no sólo se convertirá en una realidad sino que cobrará velocidad, y en breve asistiremos al rápido declive, mayor del actual, de esa Unión en la que tantos hemos creído durante tantos años, y en la que la España de Sánchez, ha decidido unilateralmente quedar fuera. Ye lo que hay.

Raúl Suevos

A 10 de agosto de 2025

Traducción en asturianu en abellunelcamin.blogspot.com


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