El negocio turístico gijonés

 

Caminaba yo está mañana, Muro adelante, camino del Muelle, en busca de mi paseo y mi vermú, cuando me apercibí de la cantidad inusual de guiris, en general de edad madura, jubiletas pensé, aunque también noté  más de un grupo familiar. Entrando a Ayuntamiento la densidad del personal llegaba a ser agobiante, aunque el día, encapotado y amenazando lluvia, mantenía la gente lejos del arenal. Allí, en la plaza consistorial, la aglomeración era muy superior a lo habitual en un festivo de septiembre, pero, la imagen impactante me vino al salir por el pasadizo a la Plaza del Marqués. Ni una mesa libre, oiga, todas completas, extrañamente para esas horas que acostumbran a estar casi con el personal poniendo las mesas ¡Qué éxito turístico¡

El personal que a estas alturas del paseo llevaba visto no parecía pertenecer a esa clase económica que suelen traernos a la vista eso que llaman prensa del corazón, ni tampoco los noticiarios televisivos dedicados al mismo sector social, más bien recordaban a un tipo de Inserso que aún no dominamos en nuestros país, pues pude darme cuenta de que muchas de las sillas eléctricas que esta mañana encontraba también pertenecían al mismo grupo. De hecho, en las mesas ocupadas en la esquina del Palacio de Revillagigedo, las consumiciones se ceñían estrictamente al cafetín y poco más.

En los Jardines de la Reina pude comprobar a simple vista la razón de tanto turista mañanero. Una mole, algo así como un Empire State Building traído de Nueva York y tumbado en el Musel, podía observarse a simple vista sobresaliendo por encima de los mástiles de los balandros del muelle, la Rula y el muro de Lequerica. Un crucero gigantesco que nos inundaba con su hormiguero humano en el día de la Santina y con todo Gijón, casi todo, cerrado a cal y canto, con lo que no les quedaba ni una de esas tiendas de baratillo para gastarse un par de euros en un imán para el frigorífico de casa.

En Corrida, para rematar, observé cómo un par de parejas añosas, bien añosas, sentadas en un banco, sacaban unos canapés, supongo que guardados con celo economicista en el bufet del crucero, para ir tirando la mañana, y quise pensar que al menos, quienes esto controlan, tendrían en cuenta la festividad para no llevarlos de excursión a Covadonga; aunque todo es posible.

Año de record de incendios, de temperaturas y de turistas, y aquí, en Asturias, parece que andamos un poco a lo loco con estos asuntos, porque ¿qué quieren que les diga? a mi lo de esta mañana lejos de animarme me dejo con un cierto poso de inquietud. Ye lo que hay.

Raúl Suevos

A 8 de septiembre de 2025

Traducción en asturianu en abellugunelcamin.blogspot.com 


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