Institucionalidad, según se mire

 


Fue esta una semana que tuvo como palabra reina a esa institucionalidad que el diccionario de la RAE nos dice que es la “cualidad de institucional”, con lo que nos quedamos igual. Y para institucional nos dice que es lo “perteneciente o relativo a una institución o a instituciones políticas, religiosas, sociales, etc.”, con lo que nos deja ante un cajón de sastre en el que caben muchísimas acciones, omisiones, cargos, puestos, etc. Vamos, que institucionalidad, básicamente, sólo requiere que haya una institución de por medio, en el grado y la situación que sea.

Como no quiero dejar el asunto en medio de semejante borrina, dejaré constancia de que el gesto de institucionalidad que más me impresionó fue el recibimiento que el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, dio en 2006 en el aeropuerto de Ciampino, acompañado por todo el gobierno Berlusconi, antagonista político, a los féretros de los carabinieri asesinados en un atentado en Iraq. Su gesto de imposición de manos y breve oración ante cada uno de ellos, cubiertos por la bandera de Italia, en medio de la noche y la frialdad de la pista, me conmovió profundamente, y guardo la escena en mi memoria como expresión máxima de la institucionalidad.

La movida institucional madrileña, aunque el acto en el Supremo era francamente estático, ha tenido como blanco, más allá del Fiscal General, puesto él solito en el disparadero, al jefe de la oposición, Feijoo, que se ha quitado de en medio para no refrendar con su presencia lo insólito de la situación. Y lo han puesto a parir desde las filas políticas y mediáticas del gobierno, señalando su falta de institucionalidad y, por ende, incapacidad para algún día liderar el gobierno de España. Ye lo que hay.

Al mismo tiempo, con la Vuelta en equilibrio inestable por las manifestaciones orquestadas por un etarra y el caldo interesado de Bildu, me sorprendo con el ministro de exteriores abogando por la expulsión del equipo israelita que, aparentemente, justifica toda la bronca en torno a los ciclistas. Menudo gesto de institucionalidad el de Napoleonchu.

Aquí en Asturias, el Principado en pleno se ha autoexcluido oficialmente de todo lo relativo a la Vuelta, por la misma razón, dando otro ejemplo de cómo se entiende esa palabra tan en boga, y, yendo más lejos, este lunes, día de Asturias, y Misa solemne en Covadonga, pues de eso se trata, día de la Santina, esa que hasta los de izquierdas veneran como símbolo de la región, el presidente Barbón, haciendo uso de esa institucionalidad hará mutis para no oír esa Homilía del señor obispo, esa sí, plena de institucionalidad, pero que no es del agrado de Barbón, ni de Adriana Lastra.

Institucionalidad, nunca bien definida ni comprendida.

Raúl Suevos

A 6 de septiembre de 2025

Traducción en asturianu en abellugunelcamin.blogspot.com

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