La cuestión palestina se desmadra.

 

Paso unos días en Lombardía visitando a la familia y por muy poco me libro de situaciones accidentadas en la ciudad de Milán. Primero con la huelga general y manifestaciones convocadas por la izquierda y sindicatos para protestar por la destrucción, de todo tipo, causada por el Ejército israelí en Gaza, y que, en la capital milanesa, desembocó en una batalla campal y asaltó a la bellísima Estación central de la ciudad, obra, por cierto, de Benito Mussolini y a la que los italianos no han cambiado ni una lámpara. Escenas caóticas y preocupantes.

El día después, un nubifragio -así llaman allí a lo que en Asturias conocemos como nuberu- soltó tanta agua en tan poco tiempo que el río Seveso abandonó su cauce, inundando parte de la ciudad y de la provincia. Ye lo que hay, tiempo y manifestaciones suelen ser incontrolables.

Mientras tanto Meloni andaba por Nueva York, por aquello de la Asamblea anual de la ONU, y como a ella le van bien las encuestas electorales, no como a otros, se ha descolgado anunciando que propondrá a la Asamblea italiana el reconocimiento del Estado palestino, a condición de que Hamas entregue los rehenes que aún mantiene y abandone la Franja de Gaza. O lo que es lo mismo, que pasa del asunto y de la oposición.

Y es que a Giorgia le van bien las cosas. El país crece, no mucho, pero crece. Y su coalición conservadora también lo hace, especialmente su partido, Fratelli di Italia, y por el contrario la izquierda no levanta cabeza, por eso abrazan causas como la palestina, que les llevan después de los 60 policías heridos en Milán, a tratar de desmarcarse de esos “detalles”.

En Francia y el Reino Unido, los votantes musulmanes son innumerables al lado de los de origen o confesión judía; y tanto a Macron como a Starmer las encuestas les van francamente mal, por eso se agarran a cualquier cosa que flote, no quieren hundirse. Máxima en todas partes, flotar a toda costa.

En nuestro caso, España, tenemos al doctor Sánchez, que hace un año obligó a retractarse a Margarita Robles por usar la palabra genocidio durante una entrevista en la calle, tratando de convertirse en el campeón palestino de Occidente, genocidándonos a nosotros por el camino, especialmente en el aspecto militar, y todo ello para tratar de quedarse con los votos de Sumar Y Podemos, y así lograr que el PSOE no caiga por debajo de los cien escaños.

Mucha Palestina en Moncloa pero la realidad es que su mujer y su hermano acaban de ser enviados a juicio, y lo de Gaza ya lo explicó Felipe González, que Hamas suelte los rehenes, y Netanhiaju se queda si justificación.

 Raúl Suevos

A 24 de septiembre de 2025

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