El Silogísmo aristotélico
Una forma de razonamiento deductivo que en mi generación ya estudiábamos en el bachillerato, y que intuyo que a los estudiantes de hoy les sonará a chino mandarín, era el que, en su Lógica, definía el gran filósofo Aristóteles como Silogismo. Una estructura compuesta por dos proposiciones en las que se incluían las premisas, y una tercera proposición en la que se “deducía” la conclusión. Y como ejemplo simple podríamos decir aquello de que: Los mamíferos son animales; el ser humano es mamífero; luego el hombre es un animal. Y a partir de aquí el método deductivo estructurado en silogismos crece imparablemente hasta ser la base de casi toda clase de razonamiento. Ye lo que hay.
Hoy me llega la noticia de un nuevo plan de paz para Ucrania auspiciado por el ogro anaranjado de Washington. Un Plan que ha sido cocido entre su enviado, un tal Wilkof, de antecedentes empresariales como él y sin base diplomática alguna, y el enviado de Putin; este sí de la vieja escuela soviética rusa y con amplio currículo. El resultado, cesión de territorios por parte ucraniana, ejercito diezmado y prácticamente desarmado, ausencia de tropas internacionales, y promesas de no intervención en Ucrania o Europa por parte rusa. Un timo que ha llevado al presidente Zelensky a anular su presencia en Estambul, prevista estos días.
De las “paces” de Trump, más pronto que tarde, no quedará nada. Es un individuo al que la historia juzgará con extrema dureza, olvidando hipócritamente que está ahí porque lo han votado una mayoría de norteamericanos, y el ejemplo de su capacidad diplomática lo tenemos en Afganistán, donde la aberración social que allí padecen hoy es fruto de los acuerdos por él “logrados” durante su primera presidencia. Su felonía, una vez más, quedó patente en su despacho oval durante la reciente visita del sanguinario príncipe saudita.
Por eso, y volviendo al método deductivo del silogismo, me ha salido una construcción lógica que no sé si muchos compartirán, pero que a mí me parece adecuada a las actuales circunstancias: Putin es enemigo de Europa –como probaría la invasión de Ucrania, entre otras acciones-, Trump es amigo de Putin –como probaría su actitud anormalmente conciliatoria respecto al autócrata ruso- Luego, Trump es enemigo de Europa. Acojonante.
Soy consciente que esto es apurar un tanto el silogismo aristotélico, pero es lo que me pide el cuerpo, más por la actitud europea que por los designios, aparentemente desvaríos, del inquilino temporal de la Casa Blanca. Y es que Europa, como sujeto político, quizás no es consciente de que se encuentra en el momento más difícil de su periplo vital. Si no reacciona en la dirección adecuada, el apoyo irresoluto a Ucrania, no puede tener futuro.
Raúl Suevos
A 20 de noviembre de 2025
Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com
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