Bajo la bandera europea
Al final de la década de los 90 tuve la fortuna de vivir y
trabajar en Florencia durante tres años. Uno de mis paseos favoritos me llevaba
hasta la basílica románica de San Miniato al monte, por encima del visitadísimo
Piazzale Michelangelo, y desde la que se disfruta de una vista espectacular de
la ciudad de los Medici. Allí abajo, al otro lado del Arno, los Ufizzi lanzan,
con las estatuas de las grandes figuras renacentistas de su patio interior, el
mayor y más claro mensaje de europeísmo de los últimos cinco siglos para todo aquel que quiera sentirlo.
Al pie de la basilica y en torno a ella se encuentra el
cementerio monumental con tumbas de numerosos florentinos de renombre, y no
tanto. A mí siempre me gustó pasear por estos lugares de recuerdo y
recogimiento; y en San Miniato me impresionaba especialmente la tumba de
Giovanni Spadolini, gran intelectual y líder del Partito repubblicano, con forma de pila de libros sobre la
cual deslumbraba el epitafio “aquí yace un italiano”; pero también algunas bellísimas de
jóvenes oficiales inmolados en la terrible “Gran Guerra”, mucho más mortífera y
terrible para la mayoría de europeos que la Segunda Guerra Mundial.
Estos días me he acordado de aquellos parajes al ver el
funeral de nuestro presidente David
Sassoli, nuestro porque como tal contemplo el Parlamento europeo por él
presidido; un funeral que se ha desarrollado, con toda la pompa que Italia
otorga a las despedidas de sus grandes figuras, o de aquellos que caen en
combate o en atentado terrorista, en la basilica de Santa María degli Angeli en
Roma. Unas honras fúnebres que contaron con la presencia de las altas
magistraturas italianas y europeas, también el presidente español, y que,
además de los honores militares y escolta de carabinieri, fue seguida desde la
Piazza della Repubblica por millares de romanos.
Sassoli era florentino, aunque había desarrollado su vida
profesional y política en Roma, antes de lanzarse con pasión a la política
europea, por ello mi inicial referencia a San Miniato. En mi vida entró por la
pequeña pantalla pues en aquella época conducía en la Rai un programa de
actualidad, Panorama, y su perfecta vocalización, quizás precisamente por su
origen toscano, me resultaba muy conveniente para mi aprendizaje del idioma, en
comparación con otras figuras de la televisión. Después, antes de entrar en
política, llegaría a presentar el TG1, lo máximo en Italia, aunque yo ya había
dejado el país.
En política partió de su profundo catolicismo para formar
parte del Partito Democrático, un grupo de raíz socialdemócrata fundado en 2007
y que tiene el europeísmo como una de sus principales divisas, algo no
desdeñable en una Italia profundamente dividida estos últimos años y a la que
él aportaba una apuesta clara por los principios del humanismo cristiano.
En sus exequias su féretro iba cubierto por la bandera
europea, un detalle que, junto a su labor, muchos europeos valoramos y
agradecemos.
Raúl Suevos
A 17 de enero de 2022
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