Aquelarre diplomático en Egipto

Alguno pensará que me excedo calificando aquello como una reunión de brujas y hechiceros para hacer sus encantamientos pero ¿Acaso no actúan como tales nuestros políticos? Todos, en general ¿No resultan ser una especie de sortilegio las campañas políticas? Con momentos culmen en la fase de elecciones y momentos puntuales el resto del tiempo. Y es ahí, en ese último aspecto, donde encuadro lo de anteayer, con el señor Trump como hechicero jefe del mundo, o al menos de la parte que obedientemente le hacía los coros en Sharm-el-Sheik. Un Trump para el que la democracia yanqui no estaba preparada, y al que no pudo pararle los pies en este segundo asalto al trono del mundo. Una democracia, como por otra parte sucede con las demás, que demuestra que no tiene recursos para defenderse ante los hechizos de los brujos del siglo XXI. Y el resultado puede que lo hayamos visto en ese show montado por el ogro anaranjado para satisfacción de un ego que no parece tener límites. El era allí, ...