La Vuelta y la visión de Asturias

LA VUELTA Y LA VISIÓN DE ASTURIAS

La Vuelta acaba de hacerle a Asturias un extraordinario regalo publicitario con las imágenes que durante tres días seguidos ha emitido para todo el país y, supongo, para el extranjero a través de las cadenas deportivas. Ello ha sido posible gracias al buen tiempo que, como una promesa de cambio climático, nos ha acompañado en ese lapso temporal.

El primer día, viniendo de Santander, la costa asturiana, con sus playas, acantilados y un verdor que quiero imaginar que golpearía las retinas de nuestros compatriotas agobiados por un verano calurosísimo, de enormes incendios, pantanos en mínimos e informaciones de pueblos esperando la llegada de los camiones aguadores para llevar un poco de agua a sus resecos grifos, debió impresionar de forma profunda, y espero que duradera, a muchos de los televidentes.

Las imágenes de Gijón, Oviedo, y en general la zona central, esa que en un futuro se espera que conforme el Área metropolitana del Principado, con peligro para algunos de cortar el vuelo ya precario de las alas, muestran una región muy densamente poblada, con buenas comunicaciones y, en el caso de Gijón, un entorno geográfico espectacular; todo ello con un paisaje agrícola aún vivo, aunque en su mayoría lo sea como segundo ingreso. Afortunadamente, desde el helicóptero, es imposible ver las cifras macroeconómicas que nos dan idea de otra realidad diferente; pero eso, pensando en el turismo, no viene al caso en este momento.

En la segunda jornada pudimos visitar el suroccidente, Tineo, Cangas y también Ibias. Zonas en las que las cabeceras del concejo bracean para no hundirse definitivamente en la despoblación y el marasmo económico tras el cierre de las minas. En el caso de Cangas, la transmisión nos mostró una villa muy atractiva, encajonada entre valles, en la que la viticultura heroica intenta mantenerse en manos de una generación entrada en años y sin relevo, con unos servicios en decadencia ante la falta de profesionales dispuestos a ser destinados en tales lugares. Camino de Ibias el locutor se explayaba en las maravillas de Muniellos y el Parque de las Fuentes del Narcea pero el paisaje se mostraba huérfano de paisanaje; en San Antolín de Ibias apenas un par de docenas aplaudían a los esforzados de la ruta; más allá, en Seroiro, un pueblo de la ladera sur del valle, antaño pujante, con buenas tierras y huertas, ofrecía la mísera visión de sietea plaudidores, tres de ellos pertenecientes a un helicóptero allí posado.

Hoy, entre Pravia y Lena, mejores carreteras, pueblos quizás más cuidados –la cercanía al centro se va notando y con ello los ingresos- y poco ambiente rural en los mismos. Se observan prados pero no ganado pastando en ellos, en la región de la leche no hay vacas, o mejor dicho, ya no hay vacas en extensivo, la pequeña granja ganadera ha ido, va, desapareciendo ante los costes crecientes de explotación y el menguante precio de la leche; solo a partir de un buen número de cabezas en intensivo se puede mantener, y eso con muchas dificultades.

Por debajo de esos montes y bosques espectaculares que el helicóptero nos va mostrando no se alcanza a percibir el sotobosque, enorme, grandioso, pavoroso, que será el responsable de que todo arda en cuanto que se den las condiciones de viento y temperatura ideales; bosques que ante el abandono de años han ido colonizando prados y fincas y, en algunos casos, llegan hasta el mismo lindero de los pueblos lo que hará aún más dramático el efecto del fuego. Solo una explotación integral del bosque, a la manera antigua, podría prevenirlo pero eso, con los pueblos vacios, o ocupados por ancianos, es imposible.

En fin, quedemos con las hermosas imágenes de  nuestra tierra ofrecidas por la Vuelta que puede que sirvan para atraer aún más visitantes de los que este verano, ya en estado terminal, nos ha traído y para los que, me parece, no tenemos las infraestructuras adecuadas si ese anunciado cambio climático acaba por ponernos de moda.

Raúl Suevos

En Gijón a 9 de septiembre de 2019

Versión en asturiano en  abellugunelcamin.blogspot.com