Alo presidente Sánchez


En 1999, recién llegado a la presidencia de Venezuela, Hugo Chávez inicia un programa radiofónico y televisivo semanal, en directo, que se transmitía por las cadenas de titularidad estatal. Con el paso del tiempo estas cadenas, y mediante la compra en unos casos y la prohibición en otros, alcanzarían todo el espectro comunicativo del país.
Al inicio se trataba de acercar la administración a la ciudadanía y, para ello, el comandante Chávez se abría a las preguntas que contestaba él mismo o los ministros que le acompañaban. Con el paso del tiempo, poco, el programa se alargó hasta las seis o más horas, como si quisiera emular los discursos de su ídolo, Fidel Castro, y ya no se admitían preguntas; además, podía emitirse cualquier día;  era pura propaganda y verborrea desatada con la que se adormecía a los fieles y se mortificaba a los no comprometidos.
Algún tiempo después llegó Rafael Correa al poder en Ecuador y adoptó también el sistema chavista con carácter semanal. Ambos, el ecuatoriano y el venezolano, intentaban parecerse al modelo, Fidel, pero no alcanzaban su nivel; por otra parte, en La Habana, hace años que usan un sistema de adoctrinamiento televisivo menos evidente, aunque con igual objetivo, la Mesa redonda. Un programa en el que se presentan, analizan y discuten temas de actualidad cubana o internacional con una clara vocación y sesgo gubernamental. Esta semana misma se ha podido ver balbucear, ante la evidente inacción gubernamental, al presidente Díaz Canel y alguno de sus ministros a cuenta del coranovirus. Raúl no debió quedar contento de la actuación de su pupilo, pero eso es otra historia.
En estos días de tribulación me da la impresión de que nuestro presidente, quizás aleccionado por el señor vicepresidente, ha tomado nota del estilo de Hugo Chávez, es decir, peroratas sin mucho contenido, o simplemente justificativo de sus acciones, con mucho de plática ideológica que al cabo de unos minutos invita a buscar rápidamente otro canal, puesto que aquí aún existen varias plataformas supuestamente no controladas por la acción gubernamental. O eso dicen.
Otro de los aspectos llamativos que nos ha traído el virus, en nuestro país, es la falta de contraste, a nivel de comunicación pública y, lo que es más importante, en lo relativo al control del gobierno por parte de nuestros representantes en las Cortes. Esto último justificado en la preservación de la salud de los representantes de la soberanía nacional ¿No hay ninguna solución telemática en la era de las tecnologías de la información?
¿y qué pensar de las preguntas periodísticas en esas intervenciones presidenciales? Tamizadas convenientemente por el secretario de estado de comunicación entre ¿Cuántas? ¿Docenas? ¿Cientos? Poco importa, son muy pocas y, además, si la respuesta se va por los clásicos cerros de Úbeda no hay posibilidad de reiterarla. Supongo que será algo temporal puesto que el doctor Sánchez siempre se ha distinguido, desde que llegó al poder, por su franqueza y accesibilidad a los medios de comunicación social. No creo que quiera parecerse a Chávez.
Raúl Suevos
A 23 de marzo de 2020
Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot

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