Olvidando la lotería

 

Hoy me escapé de los telediarios, quizás los más insufribles del año. Para la mayoría del personal representan la constatación del fracaso en el sorteo de la lotería, tanto si juega por convencimiento como si lo hace como prevención del empacho de envidia, y, si te señala la fortuna, es improbable que te pille ante la pantalla.

Una pequeña noticia sobre la renta per cápita europea me animó a emplear ese tiempo en visitar Eurostat, la Oficina europea de estadística, cuya página web ofrece todo tipo de datos sobre las más diversas facetas de la vida europea. Allí, con las siglas GDP per cápita, de Gross domestic product, o lo que es lo mismo, renta per cápita, pude acceder a los datos de los últimos cuatro años para los países de la Unión, y también los de aquellos que se encuentran en algún punto del proceso para su ingreso en la misma, como por ejemplo Turquía, o Montenegro.

Es una estadística en la que España no brilla, al contrario, se oscurece, y lo hace a niveles preocupantes, puesto que es la peor de todos en el último año, 2020, en el que cae de 91 puntos a 84, teniendo a 100 como nivel promedio del conjunto de países. Nos iguala Islandia, pero ella cae a 121, es decir, se mueve en otra división, o también los Estados Unidos, que lo hacen a 145. Lo nuestro es para llorar, puesto que nunca llegamos a 100, y alguno querrá consolarse echándoles las culpas al Covid, pero es que ese bicho ataca a todos, nadie se salva, y nosotros presumimos de campeones de la vacunación. ¿Entonces?

Entonces quizás sea que vivimos en una continua ensoñación, a la que nos llevan y nos mantienen nuestros políticos; como aquel Zapatero que hace algunos años se ufanaba de haber superado a Italia en renta per cápita y se disponía a saltar por encima de Francia. Hoy Italia avanza con paso firme, dirigida por un convincente Mario Draghi, hacia un futuro más seguro para sus habitantes mientras nosotros discutimos sobre construcciones ideológicas de nuevo cuño que sólo a unos pocos interesan, y benefician.

España fue la más rápida en pedir y conseguir los Fondos europeos de recuperación, de los que una primera partida de 10.000 millones de euros podrían llegar en breve, algo que, desde el gobierno, se celebró como una muestra de nuestro gran nivel y eficiencia en estos asuntos, dejando de lado que no es ello más que la expresión de nuestra extremada dependencia, es decir, de nuestra pobreza, en todos los sentidos.

Habrá que olvidar el Gordo y empezar a pensar en el Niño.

Raúl Suevos

A 22 de diciembre de 2021

Versión en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com


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