El carro Armata retrata a Putin

 


Allá por 1998 tuve la oportunidad de visitar la Academia de comunicación de la Bundeswehr, el Ejército alemán. La instalación se encontraba a las afueras de Berlín en lo que había sido el cuartel general del Pacto de Varsovia. En una de las primeras conferencias, en una enorme sala, nos mostraron una imagen de cómo era en los tiempos del Pacto y pude apreciar como en lugar de la gran pantalla de proyección estaba el famoso –en los tiempos de la Guerra fría- mapa de Europa con los ejes de progresión para su invasión, entonces tapiado aunque no destruido por su indudable valor histórico.

Tras la caída del Muro de Berlín, en 1989, empezaron a salir a la luz las vergüenzas de todo tipo que el sistema soviético contenía; también las militares. Y así nos enteramos que la logística del Pacto era pésima y sus famosas formaciones de carros se habrían parado a las pocas horas por falta de mantenimiento unos y simples depósitos vacíos todos; tampoco tenían municiones para más de un par de días de combate. Todo el sistema se sostenía sobre la imagen robusta que desde Moscú se trataba de trasmitir; como la propia Berlín comunista, con grandes avenidas de macizos edificios que tapaban las míseras construcciones de las calles de atrás. La verdadera Unión soviética se escondía tras un trampantojo de poderío.

Que la Rusia de Putin tiene graves problemas estructurales se sabía desde hace tiempo. Su economía se basa casi exclusivamente en la industria extractiva; energías fósiles y minerales de todo tipo. La productividad rusa es muy inferior a la de cualquier país occidental, incluyendo España, y además el sistema oligárquico detrae enormes recursos que no llegan a los asalariados desincentivando el trabajo de estos y profundizando las carencias del sistema. Pero en lo militar aún mantenía una cierta imagen. Un espejismo.

En 2015, durante el desfile del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra mundial en Moscú, se presentó oficialmente, con doce prototipos, el T-14 Armata, una nueva generación de carros de combate que haría obsoletos a los Abrams norteamericanos, los Leopard alemanes, los Chieftain ingleses o los Lecrerc franceses. El Armata podía con todos y los planes anunciaban la construcción de 2300 de ellos para 2020.

¿Han visto ustedes algún Armata en Ucrania? No, no hay carros Armata en Ucrania porque Rusia ha sido incapaz de poner el proyecto en producción; de un lado por los enormes costes del producto –conviene recordar que Italia tiene un PIB bastante superior al de Rusia- y por las “ineficaces” sanciones impuestas a Rusia tras la ocupación de Crimea, que la han privado de componentes tecnológicos.

El Armata es sólo un ejemplo, pero sirve para dar una imagen suficientemente gráfica de la realidad rusa, cada vez más similar a la de la antigua Unión soviética.

Raúl Suevos

A 29 de marzo de 2022

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com


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