Los asesinos de Viriato

 

Viriato, como figura histórica, es una de las cosas que portugueses y españoles consideramos como propias, de ambos pueblos, que entonces eran uno, dando substancia aquello llamado Iberia, o Hispania, y que aún sigue ahí, esperando, quizás vanamente, que el Angel del Señor nos ilumine, ciudadanos y dirigentes al tiempo, para volver a ser uno. Ye lo que hay.

A mi generación, nos grabaron a fuego aquello de “Roma no paga traidores”, y ahora que peino canas pienso que, posiblemente, en el mensaje subyacía una admonición para futuros detractores del régimen. En todo caso era una bonita historia con sus guerrilleros lusitanos, sus legiones romanas, sus gladius hispaniensis,y, finalmente, la cabeza de Viriato a modo de certificación ISO 9000 del buen hacer de los traidores.

A mi estos días me ha venido a la mente al leer que a la escaladora iraní, Elnaz Rekabi -aquella que no hace mucho, y en plena ebullición de las manifestaciones en Irán, se permitió escalar en el Campeonato mundial sin pañuelo que cubriese su hermosa cabellera- le han derribado la casa familiar con todo dentro, sin previo aviso, sin compasión; como suele actuar el régimen de los ayatolas generalmente; y todo ello pese a que la muchacha regresó a su país pidiendo perdón y con el pelo bien cubierto. No ha habido premio para la traidora, ni siquiera perdón. Ali Jamenei, el líder supremo, no paga traidores.

La noticia me obliga a preguntarme si el presidente aragonés, Lambán, habrá medido bien su apresurada disculpa tras las declaraciones sobre el mejor devenir de España, caso que el asturiano Javier Fernández hubiese alcanzado la secretaría general del PSOE en lugar del “histórico” doctor Sánchez. Es de suponer que, como en el caso de la escaladora, el “régimen” habrá tomado nota para aplicar el debido correctivo llegado el momento, pues Pedro el histórico no paga traidores. Vaya, tampoco paga a sus secuaces si es lo que conviene.

Vienen en mayo las elecciones autonómicas y ahí estarán esperando, unos y otros, al señor Lambán, aunque en Asturias, de donde fue presidente, nadie espera a Fernández, que debió verlas venir en su momento, y tomo las de Villadiego, villa medieval con fuero privativo para poner a salvo a judíos perseguidos. Que en el caso del antiguo presidente asturiano suponía el retiro político, situación que también le ponía a reparo de la esperada venganza.

Su sustituto, el señor Barbón, no parece correr peligro, pues en su trayectoria es difícil encontrar una palabra altisonante en dirección a Madrid. Sus mayores excesos, y bien medidos, se limitan a abrazarse con el incombustible Revilla o a juntarse con los que “padecen” al lobo, y eso con cuidado, no vaya a ser que muerda.

Raúl Suevos

A 4 de diciembre de 2022

Traducción en bable en abellugunelcamin.blogspot.com

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