Marcron canta bingo en Jartum

 

Tras las aciagas imágenes de la salida, o quizás fuese más apropiado decir estampida, del aeropuerto de Kabul, en agosto de 2021, fue el presidente Macron, entonces en su primer periodo presidencial, el que abogó por la creación de una fuerza europea permanente para hacer frente a este tipo de operaciones, algo que en el ejército francés se conoce como RESEVAC, es decir evacuation de ressortisants, y que, hace ya tiempo, estaba previsto en las conocidas como Misiones Petersberg, aprobadas para unas supuestas Fuerzas europeas en el ya lejano 1992 por la ya desaparecida Unión Europa Occidental, una organización que, en ocasiones, se echa de menos.

Con el paso del tiempo lo de Kabul pareciera caer en el olvido pero, esta vez en Sudan, Occidente vuelve a toparse con una situación inesperada ¿inesperada? En la que la violencia desatada, a nivel de guerra civil, hace necesario rescatar a los connacionales allí situados, ya sea por trabajar como expatriados, miembros de organizaciones humanitarias, personal de las embajadas, o cualquier otro con pasaporte de las naciones afectadas. Y de nuevo descubrimos que la Comunidad internacional, o sus representantes sobre el terreno, no vieron venir lo que se avecinaba.

Esta vez Francia no ha esperado a los EEUU, desde su base en Djibouti, a 1500 km por aire, ha organizado una operación de rescate, con participación, entre otros, de Italia y España, en la que el propio presidente Macrón se ha encargado de lograr el visto bueno de los dos señores de la guerra que se combaten en la capital y en el resto del país, Burhan y Hemedti, sin cuya aprobación no hubiera sido posible.

Por su parte, los británicos, antigua potencia colonial, a punto han estado de echarlo todo a perder por no solicitar permiso para su avión, quizás por un punto de soberbia poscolonial, o tal vez porque el Brexit, y la descomposición estatal que ha conllevado, también alcanza a unas fuerzas armadas que, a ojos vista, no son más que un recuerdo de lo que fueron. Todo ello para evacuar sólo al  personal de la embajada, salvo el embajador y su segundo, que unos días antes habían salido “de vacaciones”, y dejar tirados a unos 4000 ciudadanos con pasaporte británico. Ye lo que hay.

En nuestro caso, con pocos connacionales, nos hemos traído también a unos cuantos hispanoamericanos y europeos, en una operación coordinada en la parte militar desde el Mando de Operaciones de la calle Vitrubio de Madrid, todo ello sobre la base del estupendo avión A-400 y miembros de la Brigada paracaidista y de los de Operaciones especiales.

Final feliz que sirvió al ministro de exteriores para sacarse una bonita foto a pie de avión, que todo ayuda para la campaña electoral.

Raúl Suevos

A 28 de abril de 2023

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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