La alternancia que no fue

 

Define el diccionario de la Llingua asturiana a la alternancia como “acción y efeutu d’alternar o alternase”, y, si lo aplicamos al ámbito de la política y los partidos del ramo, se infiere fácilmente que se produce o manifiesta con los cambios en la gobernanza en los distintos niveles o escalones de la  nación; es decir, el municipal, el regional y el nacional.

Es, además, junto al pluralismo, la pluralidad en la representación política que tiene en el partido único a su antónimo, la clave de los sistemas políticos modernos, o al menos tal como lo entendemos en Occidente. Sin estos dos componentes es difícil hablar de democracia, y, en la medida que se reduce alguno de los dos, asistimos a un proporcional deterioro de la calidad del colectivo social en el que esto se produce.

A mayor pluralidad mayor representatividad, limitaciones del sistema electoral aparte, y, a mayor alternancia en el poder, mayor vivacidad del tejido social y de su sensibilidad política. En sentido contrario, cuando se reduce la pluralidad, y también la alternancia, pudiera pensarse que nos encontramos ante sociedades faltas del nervio social que impulsa a las naciones.

Asturias parece evolucionar como un caso paradigmático. En los distintos ámbitos las cosas tienden, no ya al inmovilismo, a la petrificación. Gijón es socialista, Oviedo conservadora, las Cuencas entre comunista y socialista, y de ahí casi que no se sale. Asturias, incluso en el nivel municipal, tradicionalmente nervioso, parece anclarse en la tradición del voto, con algunas excepciones. Pero en lo regional parece sufrir un cierto proceso de momificación.

Hasta hace poco era Andalucía la campeona del inmovilismo en relación con la alternancia, pero, Asturias es hoy la que enarbola el pendón de ese bando casi medieval. Sólo dos cortas incursiones del conservadurismo, Marqués y Cascos, que acabaron malamente, supusieron intentos de romper esa clara tendencia regional. Y ahí seguimos.   

Esta nueva oportunidad poca novedad aporta. La región seguirá sumida en su lento y, aparentemente, imparable languidecer; incapaz, como las urnas manifiestan, de tomar decisiones que puedan suponer salirse de lo cotidiano, no vaya a ser que nos llevemos un sobresalto.

El nuevo ciclo nos traerá más de lo mismo. Un envejecimiento progresivo, una huida de los jóvenes con preparación para buscarse la vida fuera de la región, unas comunicaciones costosísimas hacia la capital, un medio agrario que más que desasistido se encuentra perseguido, una Llingua usada únicamente como bandera oportunista en el caso de que haga falta, un despliegue de la industria eólica en aquellas comarcas que la ausencia de votantes deja desprotegidas, y, en fin, un rosario de anuncios o promesas que no acaban de realizarse. Ye lo que hay, y lo que elegimos.

Raúl Suevos

A 28 de mayo de 2023

Traducción en asturiano en abellugunelcamin.blogspot.com

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