La Concentración

 

A mí esta palabra siempre me lleva a Cuba, y al general Valeriano Weyler, el mejor militar español de su época sin duda alguna, y la bicha para los cubanos que, desde la ocupación yanqui en 1898, han recibido el concienzudo adoctrinamiento de aquellos, y después de sus propias autoridades.

La concentración de personal civil en las ciudades, con el abandono del medio rural para así dejar sin suministros e información a los insurgentes, la puso en marcha Weyler para poder llevar a cabo su victoriosa ofensiva, sólo detenida por su destitución tras el asesinato de Cánovas y el consiguiente cambio de gobierno.

Militarmente fue un éxito total, aunque al coste de miles de muertos civiles ante la incapacidad de las autoridades civiles para lidiar con la logística. Después sería empleada por los imperios coloniales, como los norteamericanos en Filipinas, o los británicos en el sureste asiático o en Kenia. Incluso Fidel Castro la empleó para acabar con los alzados en la Sierra de Escambray. 

Hoy la concentración era de otro tipo. Convocada en redes por no se sabe quien, llamaba a manifestarse en contra de la amnistía que, al parecer, el doctor Sánchez negocia con los golpistas catalanes; llevando implícita la llamada el rechazo a la subasta que, quien dirige lo que queda del partido socialista, está dispuesto a realizar a costa de la Constitución.

En Gijón el espacio era mínimo pues había mercado quincenal de artesanos en la plaza consistorial. Con ello, creo que éramos más de trescientos, pese a que los medios de comunicación ningún eco habían ni han dado a la convocatoria. Ye lo que hay.

En otras ciudades tampoco parece que el asunto interese o preocupe; y en el caso de Barcelona hasta han sido acusados de boicotear un minuto de silencio que el gran hombre de estado que actualmente preside la ciudad había convocado esta misma mañana en solidaridad con los marroquíes. Algo laudable pero que bien podía haberlo hecho antes, o después.

En la gijonesa reunión llamaba la atención la ausencia de personal en edad madura, o joven. Todos, o casi todos, peinábamos canas, salvo las señoras, perfectamente teñidas. Y parece obligado pensar si es que, repentinamente, somos los mayores los únicos que tenemos acceso a redes, medio de la convocatoria, o, lo que es más probable, el asunto le importa un carajo al grueso de la ciudadanía. Y yo me temo lo segundo.

Da la impresión que nuestra sociedad esté narcotizada, como si participasen de un bakalao infinito, mucho más largo y profundo de aquellos de hace 30 años. Pero más pronto que tarde “el viaje” llegará a su fin, y la resaca será terrible.    

Raúl Suevos

A 10 de septiembre de 2023

Traducción en llingua asturiana en abellugunelcamin.blogspot.com

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