Ucrania, un ejemplo para todos

 

Estos días se habla mucho de la patria de los cosacos zaporogos, aquellos indomables jinetes que escribieran una carta de leyenda al sultán de Estambul, y que ahora, a través de sus descendientes siguen dando lecciones de coraje al mundo. Se parlotea sin cesar a cuenta de la capitulación, en forma de acuerdos de paz impuestos, que el ogro anaranjado de Washington, en connivencia con el sátrapa del Kremlin, pretende imponer al gobierno legítimo de Ucrania.

Los partidarios de Moscú, encabezados por las izquierdas occidentales autodenominadas progresistas, piden que Ucrania acepte la rendición, en la que se incluye elecciones inmediatas con el objetivo de desembarazarse de Zelensky. Lo hacen apoyándose en el reciente caso de corrupción descubierto en el seno del gobierno, y olvidando, interesadamente, que han sido la NABU, National Anticorruption Bureau of Ukraine, conjuntamente con la SAPO, Specialized Anticorruption Prosecutor Office, las dos agencias encargadas de velar por el imperio de la ley en lo relativo a la administración en Ucrania, los responsables.

A mí, lejos de recriminar a los ucranianos, el cuerpo me pide aplaudirlos, puesto que, hace un año, desde el gobierno se intentó disolver ambas agencias, algo que las multitudinarias manifestaciones y pese a los bombardeos rusos, lograron paralizar, con el resultado actual del desenmascaramiento de los implicados, entre ellos el poderoso jefe de gabinete de Zelensky, Yermak, quien, tras la entrada de los investigadores en su casa, y pese a no ser detenido, ha dimitido y se ha alistado para ir al frente, en lugar de Soto del Real.

Ucrania nació como país independiente con el desmembramiento de la antigua URSS, es decir, con unos enormes niveles de corrupción que necesitan más de una generación para ser eliminados. La serie de televisión que hizo famoso a Zelensky y fundamentó su elección como presidente iba de eso. Una corrupción que la Unión Europea exige eliminar para poder plantear su entrada en la misma y que, con esta actuación de sus agencias principales, independientes del gobierno, viene a confirmar que sigue la ruta adecuada, en un momento, por cierto, en el que España ha logrado la hazaña, dudosamente honrosa, de entrar en el elenco de las quince naciones más corruptas del globo. Ye lo que hay.

Zelensky, que tiene por delante un calvario aún por superar en lo que a los rusos se refiere, es el capitán de guerra de una nación que combate por su supervivencia. Es el líder que su pueblo mayoritariamente ha elegido, y al que, una vez alcanzada la paz y mediante elecciones, deberá refrendar si él decide postularse de nuevo, mientras tanto toca apoyarle sin fisuras, algo que hacen sus compatriotas, y lo que también debe hacer la Unión Europea.

Raúl Suevos

A 30 de noviembre de 2025


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