Juego de tronos y el proceso electoral

JUEGO DE TRONOS Y PROCESO ELECTORAL
Hay dos cosas en estos días que acaparan la atención del personal, la última temporada de la serie Juego de Tronos y el proceso electoral, ambos con sus protagonistas y sus secundarios, ambos con diferentes niveles de atención y de interés. Yo creo que a favor del primero.
Juego de tronos lleva años dando que hablar, se habla de la temporada en curso y después se sigue especulando con lo que sucederá en la siguiente y ahora, cuando se acaba la saga, ya se especula con la pre-cuela que ha anunciado la productora. En el caso de las elecciones, el asunto no da para tanto, todo se limita a un par de semanas de inflación de mensajes por parte de los actuantes, aunque en esta oportunidad han logrado mantener un cierto nivel de tensión desde hace unos meses, desde la oportunista –no sé si oportuna también- moción de censura del líder socialista; después el rebaño es abandonado al pastoreo hasta la siguiente convocatoria.
Juego de tronos ha dado tanto de sí que hasta uno de los actuantes actuales, el líder de la formación que se sitúa en el extremo izquierda del espectro partidista español, vio la oportunidad para escribir un libro sobre teoría política basado en la famosísima serie. En el explicaba los juegos y maniobras que en el juego político real se llevan a cabo con el objetivo de alcanzar el poder y lo hacía referenciándolos a los distintos episodios de la serie. Confieso que no lo he leído pero he de admitir que en su momento dio para cubrir unos cuantos artículos en la prensa.
A mí no me da para tanto la serie pero debo decir que a lo largo de estos años siempre me llamó la atención, por encima de las intrigas, envenenamientos, asesinatos y salvajadas de todo tipo, más o menos justificadas en la obtención de ese ansiado poder o en la venganza por ultrajes pasados, las referencias al poder del dinero, del oro, de la financiación necesarios para alcanzar y mantener ese poder.
En los primeros años se hacían notorios los dispendios del primer rey que conocimos, muerto a colmillos de un jabalí cabreado con tan augusto y manirroto señor, quesustentaba su economía en los caudales de su suegro, el malvado Lanister. Para cuando éste llega al poder, siendo su nieto el rey, nos da una conversación memorable con su hija, la reina regente –el personaje más importante a lo largo de la serie- en la que le explica el funcionamiento de las finanzas y su dependencia de los créditos del Banco de hierro, algo así como el FMI, o incluso más fuerte. Antes de esta conversación ya habíamos asistido a otra en la que el achuchable Tirion, en funciones de ministro del tesoro, nos da otra breve pero diáfana lección sobre finanzas y deudas de estado. Es, en suma, la economía y las finanzas uno de los actores principales de esta serie; creo que muy por encima de las matanzas, el sexo explicito y las batallas, estas últimas verdaderamente excepcionales, todo hay que decirlo.
A mí las referencias económicas de la serie, en el entorno guerrero en que ésta se desarrolla, me llevan forzosamente a Paul Kennedy y su magna obra “Auge y caída de los grandes imperios”, una obra que apenas habla de batallas ya que todo su esfuerzo se centra en contarnos como estas se apoyan en la economía de los países o coaliciones que están detrás de ellas, y así, como mejor ejemplo, nos cuenta como Napoleón, el mayor genio militar de su tiempo, derrotó a seis coaliciones del resto de Europa,montadas en su contra, y como, una vez tras otra, la Corona británica, con un sistema económico más ágil, un sistema fiscal más eficaz, y, sobre todo, un crédito superior al del resto del mundo, era capaz de financiar nuevos ejércitos a sus socios para de nuevo combatir a Napoleón. Al final, Francia, muy rica, pero con un sistema fiscal ineficiente y, sobre todo, sin crédito, acabó cayendo en Waterloo.
En nuestro proceso electoral echo en falta que me hablen del Banco de hierro de Bravos, que me cuenten cómo vamos a financiar las pensiones con el sistema actual que todos saben que es insostenible en el tiempo, todos, pero que dejan para un clásico “el que venga detrás que arree”; que me digan si serán nuestros nietos o ya nuestros bisnietos los que tengan que pagar esa deuda que ya supera el 100% del PIB; que me expliquen la realidad del mundo actual, multipolar en lo económico, que nos deja como un país a punto de perder la primera división, en el que no habrá sitio para nuestros jóvenes titulados, condenados a la emigración, y que parece ceñirse a sistemas productivos de segundo orden, como el turismo, siempre de bajos emolumentos.
En nuestro proceso electoral todo parece centrarse en el ataque personal, en la lucha cuerpo a cuerpo, en buscar el flanco del contrincante para, en un descuido, clavarle la daga convenientemente. Esto consigue mantener a la mayoría absortos en la pantalla, pendientes del brillo de las espadas y el alarde de los guiones y pendones de las distintas familias, como en el Juego de tronos. Para cuando pase el tiempo de las batallas, electorales, nos encontraremos de nuevo preguntándonos cómo es posible que el país este en el estado en el que se encuentra, cómo nadie nos avisó de la nueva crisis que se avecina, como el invierno que se les viene encima a los siete reinos.
Y nosotros sin dragones que nos defiendan.
Raúl Suevos
a 23 de abril de 2019
abellugunelcamin.blogspot.com

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